Por Roberto Fernández.- El domingo 17 de mayo el presidente Piñera, en cadena nacional, informó que el gobierno distribuiría 2,5 millones de cajas de alimentos, casa por casa, en un corto plazo, entre los chilenos más necesitados.
Al día siguiente, miles de chilenos desde muy temprano, hacían cola en los municipios para recibir lo prometido.
Piñera tuvo que salir a decir que se entregarían la próxima semana.
Razonablemente se podía suponer que una decisión de esta envergadura, había sido previamente evaluada, tanto respecto a la cantidad de productos como la logística de su distribución.
Mal que mal, es el Presidente de la Republica y su gobierno el que adquiría ese compromiso.
Veamos las cifras:
– Se van a entregar, casa por casa, por una vez (es lo que se sabe) 2,5 millones de cajas de comida.
Chile tiene 5,7 millones de hogares (según el Censo 2017), lo que significa que esos alimentos llegarían a alrededor de 10 millones de personas.
– Es imposible, reconocido por los mismos fabricantes, que existan hoy 2,5 millones de cajas en el país. Es una cantidad muy grande y se requiere de mucho tiempo el fabricarlas.
– No existe un stock de productos para completar las 2,5 millones de cajas. Lo dijo el propio intendente de Santiago, agregando que podían preparar entre 40 mil y 60 mil cajas por semana. O sea, se necesitarían alrededor de 6 semanas para entregar las últimas. Esto contradice abiertamente lo dicho por Piñera que afirmó que se haría en una semana.
Armar y llenar 2,5 millones de cajas necesita de grandes espacios y mucha gente. Para que se haga una idea: 2,5 millones de cajas de unos 30 centímetros de altura significan, puestas una al lado de la otra, unos 780 kilómetros, aproximadamente la distancia entre Santiago y Temuco.
Ahora, distribuir esas 2,5 millones de cajas, casa por casa, en todo el país, implica una cantidad de vehículos, mano de obra y tiempo enormes.
Es evidente que el anuncio y compromiso de Piñera y su gobierno es totalmente inviable en el corto plazo.
La improvisación, irresponsabilidad e ineficiencia es grave. Involucra la fe pública y la credibilidad en las autoridades.
A esto hay que agregar contradicciones flagrantes.
Hoy viernes 22 el ministro de Desarrollo Social, acaba de informar, desautorizando a su Presidente, que el beneficio llegará solo al 70% del 40% de las familias más vulnerables. Pasamos de 10 millones de personas a alrededor de 3,5 millones.
Rápidamente el ministro fue a su vez desautorizado por el Intendente de Santiago, quien afirmó que se beneficiaría al 70% de los santiaguinos.
La prensa espera una explicación oficial.
En otro plano, es francamente inaceptable la forma en que la televisión y los medios están informando de la repartición de las primeras 3 mil cajas. Estás representan el 0,02% de lo comprometido.
No es publicidad encubierta del gobierno. Es manipulación y tergiversación abierta de la información.
Debería intervenir el Consejo Nacional de Televisión.