Opinión

Haití: La conciencia negra de la comunidad internacional

La historia de Haití está sembrada de acciones de la “comunidad internacional” que han asfixiado al pequeño país de origen esclavo, y han provocado la crisis en la que se mantiene hasta hoy, dice Pedro Durán.

Por Pedro Durán.- Es cierto que se trata de un título provocador, pero inicialmente estaba pensado para llamar la atención de los lectores potenciales de mi libro. Eso sí, esconde una tremenda verdad, la responsabilidad histórica y reciente de la “comunidad internacional” en la dramática situación de ese pequeño gran país.

Ningún ser humano nace delincuente o criminal. Somos producto de una realidad social del país donde nacemos, pero hoy con el desarrollo de la tecnología, las redes sociales y la globalización, somos cada vez más dependientes de la “comunidad internacional”.

Muchos se refieren a Haití como un “estado fallido”, controlado por delincuentes, como si fuese culpa solo de los haitianos y no de la comunidad internacional.

Ver también:
Haití: Crónica de un despojo de 200 años

¿Por qué Haití ha llegado a esta situación?

El drama contemporáneo de Haití comenzó con la rebelión de esclavos de Saint Domingue (1791–1803) que decidieron independizarse de Francia y abolir la esclavitud en 1804. En 1790 la población de la parte francesa de la isla La Española era de 520 mil habitantes, de los cuales 425 mil eran esclavos.

Las consecuencias en el sistema económico de la época provocado por parte de los ex esclavos de Francia en 1804 originó el rechazo de las potencias económicas de la “comunidad internacional” de esa época, a tal punto que Francia obligó a los ex esclavos a pagar una indemnización anual, hasta mediados del siglo XX, para compensar a los ex propietarios franceses de esclavos.

En cambio, los esclavos llegados al poder en Haití en 1804 prestaron dos veces ayuda al libertador Simón Bolívar en su lucha independentista de América Latina, sin pedir nada a cambio para ellos mismos… Sólo le pidieron que liberara a los esclavos de América Latina en aquellos territorios donde venciera.

La Deuda de Independencia de Haití fue el resultado del acuerdo económico  y fronterizo que Haití tuvo que firmar con Francia en 1825 para obtener su independencia. Francia acordó reconocer a Haití como país independiente y soberano, a cambio de que Haití le pagara una indemnización de 150 millones de Francos Oro para compensar la pérdida de propiedades, plantaciones y esclavos que ésta sufrió producto de la rebelión de esclavos.

En 1838, la deuda fue reducida de 150 millones de Francos Oro a 90 millones, equivalentes a 21 mil millones de dólares de 2004. Incluyendo los intereses, Haití pagó alrededor de 112 mil millones de Francos Oro en total. Haití terminó de pagar la deuda en 1947.

Durante 122 años (1825-1947), esta deuda obstaculizó gravemente el desarrollo económico de Haití, pues los pagos de intereses y cargos por pagos atrasados consumieron gran parte del PIB anual haitiano.

Estos pagos le impidieron a Haití tener fondos disponibles para financiar infraestructuras, salud, educación, transporte o servicios públicos y, en última instancia, hicieron que la nación se volviera ingobernable. Varios economistas e historiadores han calificado esta deuda de independencia como la causa culpable de la pobreza de Haití de hoy.

Haití era una amenaza al poder económico de Estados Unidos y otros países producto del ejemplo que daban a los esclavos de los países de la región. Había que aislarlos y castigarlos para que no provocara cambios en el “modelo económico” de la región.

 

En ese contexto Estados Unidos, en el siglo 20, invadió Haití de 1915 a 1934 para proteger sus intereses económicos. República Dominicana fue invadida por Estados Unidos de 1915 a 1924 para proteger también sus intereses económicos y, posteriormente, el 28 de abril de 1965, con el objetivo de evitar una nueva Cuba, una fuerza militar de la OEA compuesta principalmente por “marines” de Estados Unidos invadió nuevamente República Dominicana, pero “sólo” por un par de años.

La guerra fría

La revolución cubana, a solo 200 kms. al oeste de Haití, comenzó su proceso revolucionario el 26 de Julio de 1953 con el asalto al cuartel Moncada. Ese proceso y el posterior triunfo del movimiento 26 de Julio dirigido por Fidel Castro, afectó directamente a Haití y a toda América Latina. Chile lo vivió con el golpe militar de 1973 apoyado por Estados Unidos.

En el contexto de la guerra fría y de la revolución cubana, Estados Unidos no podía permitir que Haití se contagiara del éxito revolucionario “antiimperialista” de Cuba y ejerció su “influencia” apoyando a la dictadura anticomunista de los Duvalier.

Francois Duvalier, elegido presidente en 1957 hasta 1964, reelegido inmediatamente, pero esta vez de por vida y con derecho a sucesión hasta su fallecimiento en 1971, gobernó con una increíble violencia, siendo conocido por sus “tonton macoutes”.

A su muerte asume su sucesor Jean Claude Duvalier, llamado Baby Doc, hasta 1986 cuando debe huir de Haití a exiliarse en Francia. Vuelve a Puerto Príncipe para “ayudar a Haití”, según su declaración al llegar, el 16 de enero de 2011. Coincidió con la campaña electoral de Michel Martelly para la segunda vuelta presidencial.

America First

Desde la instalación de la nueva constitución en 1987 hasta hoy, Haití vive una profunda crisis global con una importante presencia de la “comunidad internacional” especialmente de Estados Unidos. Desde 1804 hasta hoy la responsabilidad de Estados Unidos y de los “países desarrollados” de la comunidad internacional  en la crisis actual es innegable.

El terremoto de 2010 en Haití tuvo consecuencias trágicas dejando más de 200 mil muertos, la destrucción de miles de habitaciones y de casi todos los edificios públicos, paralizando la acción del Estado que, gracias al presidente Preval, había logrado varios  años  de estabilidad y superación de problemas históricos del país.

En esa época gobernaba Estados Unidos el presidente Barack Obama, su vicepresidente  era Joe Biden; la secretaria de estado, Hillary Clinton y el expresidente Bill Clinton ejerció como vicepresidente de la comisión de la reconstrucción de Haití y, posteriormente, como vicepresidente de la comisión de atracción de inversiones de la presidencia de la república de Haití.

Post terremoto de 2010, se redactó por parte del primer ministro de Haití, Jean Max Bellerive y expertos internacionales, un plan de reconstrucción, a varios años, con un presupuesto detallado. Estados Unidos y la comunidad internacional lo aprobaron formalmente y se comprometieron a financiarlo.

Cinco mil millones de dólares para los dos primeros años y, posteriormente, cuatro mil millones de dólares en los tres años siguientes. Los dineros que se contabilizaron como ayuda a la reconstrucción llegaron, en porcentaje muy significativo, a los mismos países e instituciones que lo habían donado.

Al Estado Haitiano le tocaba apenas, más o menos, el 1%. La mayor parte de los dineros terminaron en las ONG o instituciones intermedias de los países donantes. El primer ministro de la época calculaba que había aproximadamente 2.000 ONG en Haití, pero el gobierno no sabía que hacían.

A pesar del drama provocado por el terremoto, a los pocos meses la comunidad internacional decidió que era más importante  la “democracia” que la reconstrucción y había que organizar elecciones presidenciales y legislativas. No importaba que no estuviesen las condiciones materiales ni institucionales para hacer elecciones “democráticas”.

Miles de familias vivían en carpas instaladas en las plazas y lugares públicos. Sin agua ni alimentos. Se desvió la atención pública nacional e internacional de la reconstrucción a campañas políticas de candidatos durante meses, que obviamente demoraron la entrega de recursos económicos comprometidos porque para los donantes era necesario esperar a las nuevas autoridades.

El candidato presidencial que era apoyado por el sector político del presidente Preval llegó segundo en la elección del 28 de noviembre de 2010 y pasaba a la segunda vuelta. Pero el candidato apoyado por Estados Unidos, el cantante Michel Martelly, llegó tercero quedando fuera de la segunda vuelta.

Fue necesaria la intervención de la OEA para que una comisión internacional “revisara” la votación y proclamara a Martelly  en segundo lugar y pasara a la segunda vuelta. Fue elegido presidente el 4 de abril de 2011.

Desde el 28 de noviembre de 2010 hasta el 4 de abril de 2011, Haití estuvo concentrado en la elección democrática de presidente y parlamento. Sin contar el periodo de campaña, Haití estuvo 4 meses en proceso electoral, paralizando en gran parte la reconstrucción.

Es necesario agregar que en octubre 2010 comenzó una epidemia de cólera, que no existía en Haití, provocada por militares de Nepal pertenecientes a la fuerza de paz de Naciones Unidas. A marzo de 2013 ya había provocado más de 8 mil muertos y 850 mil afectados.

La comunidad internacional, por intermedio de la MINUSTAH de la ONU, estuvo presente en Haití de junio 2004 a octubre 2017. Hasta el terremoto de 2010 cumplió un rol importante en la estabilización y desarrollo del país.

Catorce años después del terremoto la situación ha empeorado

Los haitianos están ahora solos. La comunidad internacional busca tropas africanas que vayan a poner orden donde ellos no pudieron. A combatir a bandas de delincuentes que ocupan el lugar del Estado inexistente y de la comunidad internacional fracasada como si eso fuese a solucionar algo.

El pueblo haitiano no se merece el desprecio de la comunidad internacional. Hay que escucharlos y apoyarlos. Están presentes en muchos países con capacidades mas que suficientes para solucionar sus problemas.

Como todos los pueblos de la “comunidad internacional no desarrollada” quieren trabajo, desarrollar sus empresas, educar a sus hijos, tener condiciones de vida dignas como lo planteado en la declaración universal de derechos humanos de 1948. Escuchemos y apoyemos a los haitianos.

Alvaro Medina

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