Las humanidades, y en particular la filosofía, es crucial en las sociedades modernas, dice nuestro lector, el ingeniero Luis León Cárdenas.
Sr. Director:
La propuesta del economista Sebastián Edwards de suprimir las becas en Humanidades y destinar sus recursos a las ingenierías hace recordar a brillantes científicos históricos que fueron tanto afines como autores de filosofía.
¿Habrían llegado a ser tales sin ella (Galileo vs Aristóteles)?
Las revoluciones científicas son consecuencia no sólo de experimentos cruciales, sino que de formas epistemológicamente renovadas de diseñarlos, analizar sus resultados y postular nuevas teorías (átomo, flogisto, relatividad, expansión cósmica).
La tecnología es la aplicación del conocimiento científico, y éste, el ejercicio del escepticismo metodológico para interrogar la realidad.
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Filosóficamente es que comprendemos como arbitraria y equívoca la distinción dualista que arrincona las áreas del saber en esquinas opuestas, entendiendo sus matices intermedios.
Ergo, la filosofía termina siendo un insumo para la creación de valor económico en tecnología. Nuestros computadores son herederos de la revolución cuántica y la lógica de Russell.
Ante la durísima crisis ambiental mundial, la filosofía es crucial para distinguir la falaz «rentabilidad económica» de proyectos contrarios a la ciencia y al bienestar social; comprensión que cabría esperar de las escuelas económicas que dicen acoger a la ciencia como si lo pudieran sin la humanidad.
Atte.,
Luis León Cárdenas Graide
Ingeniero Civil en Computación, Universidad de Chile
Diplomado en Ciencia e Ingeniería de Datos, DCC, Universidad de Chile