Por Juan Luis Palma.- El 12 de agosto se celebró el Día del Vinilo y, aunque se debe a la invención del fonógrafo, pero de 1877 por Thomas Alva Edison, vale la pena rendir un homenaje a los discos desde el foco del almacenamiento de información.
El vinilo se introdujo en 1948 y sustituyeron a los discos de Goma Laca de 78 RPM. Estos discos tienen surcos de menor tamaño, tanto en profundidad como en grosor, por eso se les llamó “discos de microsurcos”. En tecnología de la información, al tener un bit de menor tamaño, podemos almacenar más información en menos espacio. Esto hizo que los discos de vinilo (microsurcos) permitieran incluso grabar hasta 30 minutos por cara, algo que revolucionó la época tanto como hoy nos emocionamos cuando nos aumentan “los gigas” de almacenamiento. Estos son los famosos discos “elepé”, LP o Long Play.
¿Pero que hace tan especial al vinilo? Más de alguno pensará “es porque eres un hipster…”, ¡no señor! ¡equivocado! El romanticismo no es lo único que gusta del vinilo. Para empezar, está su proceso de fabricación, que parte con un disco de metal, llamado máster, que se obtiene por la técnica de sputtering (evaporación física de metales en alto vacío y que permite un acabado liso y perfecto). El máster se escucha, y además se analiza en un microscopio para borrar imperfecciones, y luego se usa para prensar el disco: es el molde que prensa la resina del vinilo final. Hermoso proceso.
Lo que más gusta es que la información que tiene es análoga. Esto significa que es continua, que entre punto y punto hay infinitos puntos de información. Lo contrario que ocurre en un disco digitalizado (tanto en un compact disc o en un pendrive MP3). En un disco digitalizado, la información se discretiza, es como pixelar una imagen real, no se ve continua ni real: se ve pixelada (de baja resolución). El mismo efecto ocurre con el sonido. Hoy en día, la digitalización es fiel, no suena con toda la información análoga de un vinilo, pero es bastante fiel, gracias a los avances de la tecnología. Nadie sufrió más esta pérdida de información, que quienes fuimos pre-adolecentes en los 90’s. Con sinceridad, podemos decir que sonaban mal las cosas digitales y no queríamos soltar nuestros Cassettes con cintas.
El vinilo te entrega un sonido fiel, casi como si estuvieras escuchando en vivo, porque tiene la información completa, no digitalizada. Quizás qué tecnología vendrá a destronar al vinilo, dudo que aparezca una. Al menos como queda claro, tal cosa no ha llegado en 74 años.
El Dr. Juan Luis Palma es investigador y académico de la Universidad Central