Categorías: OpiniónPara debatir

La importancia de la Política para la Democracia

Por Hugo Cox.- Los hechos ocurridos en la Araucanía, que terminaron con la muerte del joven comunero Camilo Catrillanca, y la complejidad de la zona, ponen de relieve cómo es la política al servicio de la democracia, la que permite llegar a acuerdos, y consensos.

Por ejemplo, ¿es viable hoy una intervención en esa zona a la luz de los antecedentes que existen, en que la credibilidad de los actores gubernamentales es cuestionada, al igual que la de la policía? ¿Es viable, por ejemplo, el plan Araucanía, en que no ha existido una participación de los distintos actores, en su elaboración? Qué nos dice Habermas al respecto.

Habermas desarrolla un concepto muy interesante de lo que es la democracia deliberativa y creo que su lectura se hace casi vital para poder entender el deber ser de la democracia. Este autor parte de la teoría de la acción comunicativa como base de la democracia deliberativa, poniendo en el centro la política basada en consensos comunicativos y de participación de la sociedad.

Habermas entiende que una democracia participativa permite que la democracia en un mundo globalizado, donde el elemento de identidad local permite enfrentar un proceso de desarrollo local, es el camino para enfrentar las contradicciones que se dan en el seno de las sociedades.

En términos muy esquemáticos los principales aspectos de la concepción de Habermas:

1.- Un orden político legítimo requiere ser reconocido por los ciudadanos como correcto y justo. Un sistema político no es legítimo sólo porque es elegido por mayorías. Su legitimidad se funda en consensos construidos a través de un activo diálogo y debate en el espacio público.

2.- Cuestionamiento a la concepción tecnocrática de la política. La tesis tecnocrática se funda en dos supuestos cuestionables: uno, que toda decisión política tiene carácter técnico y, por tanto, existe en cada caso una opción que es la más adecuada; y dos, que hay una minoría de tecnócratas, los cuales poseen en forma exclusiva el conocimiento científico y técnico necesario para conocer de las distintas opciones. Esta es una tesis elitista y no pluralista.

3.- La teoría de la acción comunicativa cuestiona la existencia de un saber científico y tecnológico que excluya la participación. Participación y legitimidad van de la mano.

La construcción de la legitimidad política no puede ser sino el producto constante de procesos comunicativos racionales en el espacio público, y con mayor razón las principales decisiones políticas deben ser producidas por dichos procesos participativos comunicativos.

4.- Las decisiones políticas participativas construyen consensos basados en intereses universalizables. Esto significa que al existir intereses particulares, que corresponden a sectores específicos, muchas veces se pueden transformar en universales, como por ejemplo el tema medio ambiental. El equilibrio social no se logra negociando sobre intereses particulares aunque esto sea parte del proceso. También se debe buscar que los intereses particulares sean parte del bien común. Esto tiene un efecto positivo: por un lado, legitima las acciones y, por otro, permite aumentar la integración social y cultural de la sociedad.

5.-  La tarea principal de la teoría democrática participativa consiste en justificar la participación social y política amplia, que tenga un carácter de permanente e institucionalizada para realizar los valores normativos de la modernidad.

Una de las razones por que Habermas plantea lo anterior, es que esta puede ser una aportación permanente para la realización de los valores normativos de la modernidad que son autonomía, autorrealización y fundamentalmente autogobierno.

6.-  El autogobierno no consiste en el ejercicio de la soberanía por el pueblo, sino en la realización de la voluntad popular como procedimiento.

Lamentablemente en situaciones de alta complejidad, el más serio esfuerzo de autogobierno se frustra por resistencias derivadas de poderes fácticos, ya sean del mercado o de la administración.

Habermas está consciente de que el sistema político se mueve con la lógica del poder, y la forma de expresarse la política y el autogobierno no es que la participación sea imposible, sino que requiere de elementos procedimentales que la hagan factible.

En síntesis, Habermas ofrece un camino para fortalecer la democracia en sociedades cada vez más complejas, y en el caso de la Araucanía vemos que de acuerdo a lo planteado por él, esto no es posible y el actual escenario no es modificable a corto plazo, ya que las confianzas no se recobran rápidamente: son como un vidrio quebrado, casi imposible de recuperar salvo a través de un gran pacto social, con distintos actores. Ese escenario nos puede llevar a una mayor violencia que la ya conocida.

Alvaro Medina

Entradas recientes

Orrego vs Orrego: ¿Se pueden predecir los resultados electorales?

El cientista político Max Oñate analiza las condiciones de victoria de Claudio Orrego y Francisco…

1 día hace

Santiago: capital de la desigualdad ambiental

Una de las mayores desigualdades que sufre Chile, y especialmente Santiago, se da en torno…

1 día hace

CAVE CANEM: Cuidado con el perro

Fidel Améstica nos lleva por un viaje de reflexión en torno a nuestra propia humanidad…

1 día hace

300 años de Kant: su relevancia para el mundo

En un nuevo Alejandrario, Alejandro Félix de Souza repasa las virtudes de la moral kantiana…

5 días hace

Elección en Antofagasta y unidad de la derecha

“Se requiere que la derecha ordene sus liderazgos, construya unidad y claridad de quienes integran…

5 días hace

Marx y la farsa de una historia que quiere repetirse

La historia no se repite, y las supuestas repeticiones son una caricatura, un remedo, dice…

1 semana hace