Foto por ReadyElements formulario PxHere
Por Hugo Cox.– “La derecha siempre ha asumido que uno sólo puede conectar a fondo y sentir obligaciones respecto a personas de su misma tribu”, recuerda Susan Neiman, “mientras que la izquierda pensaba que la tribu abarca a todo el mundo, y que uno puede conectar con todo tipo de personas diferentes y sentir obligaciones hacia ellas”.
Por ejemplo, la llamada “apropiación cultural” —una idea típica del movimiento woke, según la cual es ilegítimo tomar o usar elementos de una cultura ajena— resulta retrógrada, porque la creación cultural se fundamenta precisamente en la mezcla, hibridación o mestizaje de tradiciones diversas. Sin ello, no hay manera de forjar una cultura valiosa.
El wokismo sostiene que es necesario defender los derechos de las minorías históricamente oprimidas, como las mujeres, los homosexuales, etc. La izquierda, en cambio, afirma que es necesario defender los derechos de todos sin excepción, empezando por las minorías oprimidas. Es una diferencia sutil, pero trascendental.
Polarización política en Chile
La prueba está en que José Antonio Kast puede llegar al poder en gran parte porque muchos chilenos sienten que los partidos de izquierda son más woke que el Frente Amplio. La intuición política de la ultraderecha chilena es que, si la lucha se plantea en términos tribales, ellos tienen todas las de ganar, porque su tribu sigue siendo la más poderosa.
Por supuesto, esa tribu —los varones blancos y heterosexuales— no es, como grupo, víctima de nada. Pero así es como se sienten algunos de sus miembros, o más bien, así es como quieren sentirse en este tiempo que fomenta la perversión ética de transformar a las víctimas en héroes. “Nadie quiere ser una víctima”, escribió Tzvetan Todorov, “pero todo el mundo cree haberlo sido”.
Dado que incluso la izquierda ha planteado la pelea política como una lucha entre tribus, los suyos le siguieron. Y ahí está la ultraderecha, máxima expresión invertida de lo woke, que puede llegar al poder (irónicamente) gracias a lo woke.
No debería extrañar que no sea la derecha quien derrota a la izquierda. Ha sido la izquierda quien se derrota a sí misma. Como de costumbre.
Socialdemocracia y el camino chileno
Por otra parte, siempre hay un camino por el cual Chile ha transitado, puede y debe seguir transitando.
Thomas Piketty, en su libro Hacia un socialismo ecológico, hace un análisis fundamentado: el siglo XX fue el siglo de la socialdemocracia, una verdadera revolución que inició un proceso para lograr mayor igualdad.
Europa aumentó el gasto social (educación, salud) e inició un fuerte proceso de desmercantilización de amplios sectores de la economía, respaldado por datos estadísticos.
La socialdemocracia en Chile
En Chile, la socialdemocracia también ha tenido su expresión. Durante el siglo XX se manifestó a través de las políticas de diversos partidos, principalmente el Partido Radical y el Partido Socialista de Chile, que, aunque con enfoques distintos, compartieron la búsqueda de una mayor justicia social y la intervención del Estado para lograr el desarrollo.
Impacto de la socialdemocracia en el desarrollo de Chile
La influencia de la socialdemocracia y partidos afines durante el siglo XX en Chile puede resumirse en los siguientes puntos:
La Concertación y la socialdemocracia post-dictadura
La relación entre la socialdemocracia y la Concertación de Partidos por la Democracia es clave para entender el período post-dictadura (1990–2010). Esta coalición de centroizquierda gobernó Chile durante 20 años consecutivos, con partidos de raíces socialdemócratas desempeñando un rol central.
Políticas y enfoques desde una perspectiva socialdemócrata:
Desafección ciudadana y desafíos actuales
Hoy, la ciudadanía muestra una profunda desafección hacia las instituciones políticas tradicionales. Es un electorado crítico, exigente y escéptico frente a los discursos ideológicos, que valora sobre todo los resultados concretos.
El escenario político chileno está marcado por una emocionalidad negativa: la ciudadanía se moviliza más por la repulsión que por la adhesión. En este contexto, los liderazgos moderados enfrentan un terreno complejo, pero no necesariamente estéril.
El desafío de la moderación:
La moderación vacía de relato movilizador se percibe como tibieza; la radicalidad sin soluciones concretas, como un salto al vacío. Los liderazgos moderados tienen futuro si logran trascender la tecnocracia y reconstruir un vínculo emocional con una ciudadanía que ya no confía ciegamente, pero aún espera respuestas sensatas y sostenibles.
El camino de la socialdemocracia
Es el camino de la socialdemocracia laica y cristiana, aunque rocoso. La respuesta actual de izquierdas y derechas sigue anclada en la visión tribal y en parámetros de gobierno propios de la segunda mitad del siglo XX, mientras las realidades actuales son mucho más dinámicas.
La socialdemocracia debe entender que debe salir del anclaje tribal. Pero esto no es solo un proceso intelectual: requiere una elaboración colectiva que suele ser lenta, porque los cambios son radicales y rápidos. Tendría que hacer giros más veloces que los que sus propias tradiciones permiten.
Conclusión
Si Chile quiere avanzar y dejar atrás la trinchera tribal, la socialdemocracia debe iniciar la construcción de un proyecto que responda a los nuevos desafíos. Es necesario evitar que los sectores medios que salieron de la pobreza durante los gobiernos de la Concertación vuelvan a ella, y avanzar con los sectores desprotegidos mediante políticas públicas focalizadas, con control y gestión, para que el crecimiento se transforme en desarrollo.
¿Es el voto una herramienta de cambio o un ritual que perpetúa el poder? Este…
El envejecimiento puede ser motor de desarrollo y la base de una economía plateada que…
La tecnología puede alimentar y al mismo tiempo desarraigar. Este artículo propone repensar la innovación…
¿Puede la soledad convertirse en una crisis de salud pública? Este llamado urgente propone una…
¿Puede América Latina superar el ciclo del populismo? Este análisis advierte sobre los riesgos de…
¿Puede Chile salir del abismo ético y político? Este llamado urgente propone una alternativa moderada…