ElPensador.io.- A un mes de la primera alerta emitida por China, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió hoy una declaración de emergencia internacional, debido al brote del coronavirus en la ciudad de Wuhan. Ello, tras una decisión del comité de emergencia del organismo internacional anunciada por su director, Tedros Adhanom Ghebreyesus, arguyendo que se debe a la necesidad de una acción global para contener al flagelo.
Según la entidad, esta alerta no dice relación con la reacción china -cuya acción ha sido impresionante y ha recibido los aplausos de la comunidad internacional- sino con la incapacidad de proteger a otros países que no cuentan con la preparación ni el encono del gigante asiático frente a un virus de estas características. Por ello, la OMS se apresuró a aclarar que “de ninguna manera debe entenderse la declaración de emergencia como un voto de desconfianza hacia China”.
Por ahora, sin embargo, consideraron que “no es necesario imponer nuevas restricciones en viajes o comercio”.
En este primer mes desde la explosión viral, el número de afectados ha llegado a 7.818 casos confirmados y 170 muertos, según los últimos datos de la OMS. De ellos, 82 enfermos han sido diagnosticados en 18 países fuera de China, pero hasta ahora no se ha producido ninguna muerte en ese grupo.
La decisión de la OMS parece extraña, toda vez que solo hace una semana el mismo comité de emergencia se había reunido y había decidido no declarar la emergencia -en un debate muy dividido- considerando que la situación del coronavirus no ameritaba esa calificación. La diferencia entre una semana y otra es que se empezaron a registrar los primeros contagios fuera de China en Estados Unidos, Alemania y Japón, entre otros países.
No han sido muchas las ocasiones recientes en que se ha dictado la declaración de emergencia: en 2009 se hizo por la influenza AH1N1, por la polio en el Medio Oriente, por el ébola en África Occidental en 2014 y el año pasado en el Congo, y por el zika en América hace tres años. En 2002, frente al SARS (otra neumonía respiratoria parecida al coronavirus) no se declaró emergencia porque en ese momento los procedimientos no estaban claros y recién se establecieron en 2005, fijando obligatoriedad para todos países adscritos a las Naciones Unidas en torno a la coordinación bajo la OMS para medidas preventivas y de contingencia.
En algunos casos estas medidas pueden tener consecuencias económicas serias, especialmente cuando se llega al cierre de fronteras o restricciones en el movimiento de personas o del comercio.
El problema es que en esta semana de indecisión muchos países no esperaron a la OMS y comenzaron a establecer sus propias restricciones: evacuaciones apresuradas, el cierre de la frontera ruso-china, son los primeros ejemplos.
En todo caso, la falta de decisión de la OMS parece que no solo respondía a los procedimientos internos, sino a la presión de China, cuyo gobierno se presionó para adoptar medidas rápidamente y evitar la crítica mundial por la incapacidad para contener el contagio, temiendo el fantasma de lo ocurrido con el SARS.
China fue capaz de tomar medidas que para otras naciones parecerían increíbles: levantó dos enormes hospitales con capacidad para más de 2 mil personas en menos de dos semanas, puso en cuarentena un área de más de 50 millones de habitantes en -aparentemente- completo orden, y dispuso el avance de las investigaciones para encontrar una vacuna.
Pero el hecho de que el virus haya salido del cerco pone en riesgo al resto del planeta, toda vez que otros países no tienen la capacidad que ha mostrado China para combatir el brote y las decisiones sin coordinación pueden ser fatales. La OMS, de hecho, ha alertado la necesidad de actuar bajo un solo mando -el suyo- a los 194 países que la integran.