Por Carlos Alvear Pareja.- Realmente el cambio de gabinete del jueves 4 fue bastante sorpresivo, y deja con un sabor a frustración. Se me ocurrió escribir estas líneas para hacer el ejercicio y entender hacia dónde va esto.
En momentos en que llevamos más de 134 mil casos de COVID-19, y con el 80% del total de contagiados del país en la Región Metropolitana, sabiendo todos que aún no llegamos al peack de la pandemia, en un contexto en el cual tenemos un sistema al punto del colapso, con un Ministro de Salud altamente cuestionado por faltar a la verdad, y tomar malas decisiones, el gobierno decide realizar cambios que no se comprenden, quedando la sensación de falta de conducción de la crisis sanitaria versus un gobierno que busca mostrarse empoderado. Pero, ¿por qué estos cambios?
Repasemos. En el Ministerio Secretaría General de la Presidencia (que tiene como función asesorar al Presidente y sus ministros en sus relaciones con el Congreso Nacional), sale el UDI Felipe Ward, quien tenía fama de ser inflexible, y se retira con una serie de proyectos de ley que impulsa este gobierno pero con los cuales no tiene mayoría en el Congreso, para nombrar a otro UDI, Claudio Alvarado, ex diputado y ex subsecretario de Desarrollo Regional (subsecretaría que maneja un gran presupuesto para las regiones) quien tiene fama de buen negociador.
Alvarado tiene un gran desafío: evitar caer en la misma acción por la cual no se han logrado acuerdos en materia legislativa con la oposición debido a que Ward sólo conversaba con su partido, la UDI.
Sacan a Cristian Mönckeberg de Vivienda para instalarlo en el Ministerio de Desarrollo Social y Familia, donde estaba Sebastián Sichel, el ministro mejor evaluado de este gobierno, quien es independiente y que originalmente no es de ese sector, lo cual debe generar suspicacias al visibilizarlo como una amenaza.
Queda la sensación de que el gobierno está más preocupado de gobernar con énfasis en proyectos de ley que son estratégicos, como la modernización de los sistemas de inteligencia, en vez de realizar cambios necesarios en la estrategia contra el COVID-19. Prefiere administrar la crisis sanitaria con el diseño ya hecho, o quizá sólo tanteando por si el virus muta a buena persona.
Todos hemos visto como en los últimos días el gobierno a través del Ministerio del Interior ha distribuido cajas de mercadería a través de ministros e intendentes, con medios de comunicación a la puerta de la casa, mediatizando la ayuda del Estado. Esto no es menor, porque el Ministerio de Desarrollo Social era el que debería entregar la ayuda a través de la ficha social.
Un ministro más político, como Mönckeberg, tiene mayor capacidad para imponer ese énfasis, al salir a mostrar los logros de este gobierno. Sin embargo él no es experto en temas de esa cartera, considerando que es el ministerio donde, si no eres capaz de saber y entender lo psico-social, puedes cometer errores, justo cuando la institucionalidad de infancia debe ser traspasada desde el Ministerio de Justicia que está a cargo de SENAME.
Queda claro dónde están las prioridades para el Ejecutivo.