ElPensador.io.- Un interesante artículo basado en el libro de una afamada sicóloga española pone entredicho una serie de técnicas y recomendaciones de la crianza moderna, especialmente en torno al rol de los hijos en la toma de decisiones.
De acuerdo con el libro “¿Cuántas veces te lo tengo que decir?”, de Maribel Martínez, la crianza de los hijos se debe basar en el respeto, poner límites y fuertes relaciones entre los miembros de la familia.
En una extensa nota sobre el tema publicada por el diario español El País, la profesional explica que “la idea de que padres e hijos somos iguales y que tenemos los mismos derechos, no es cierta, en absoluto”.
“Una de las cosas fundamentales que señala Martínez en sus páginas es que en la actualidad ‘los padres se equivocan… Muchos actúan como si sus hijos y ellos estuvieran al mismo nivel y no es así. Así no se puede educar. Si no marcamos una línea divisoria, no nos respetarán’. La experta mantiene que es indispensable señalar la diferencia entre unos y otros, de forma que actuemos como padres y no como amigos: ‘Muchos tienen miedo a ser autoritarios –que son aquellos que educan a través del miedo y el castigo–, algo comprensible, y que por supuesto desaconsejo totalmente. Yo apuesto por la fórmula de hacerse respetar, no por ser padres tenemos el respeto incorporado’. Y, según explica, eso significa tener una actitud, ‘no vale ser amigos de los hijos, vale ser padres’».
Eso se traduce en una forma más clara de crianza en que sean los padres los que toman las decisiones, incluso en aspectos que parecen sin importancia, como elegir la comida. “Muchos padres dan alternativas al niño a la hora de la cena. Incluso, le llegan a preguntar lo que quieren o, si no quieren algo, cocinan más cosas. No tiene sentido. Nosotros somos los encargados de su salud y de su nutrición”, dice Maribel Martínez en el artículo.
Y recalca que “un padre que le pregunta a su hijo de cuatro años qué quiere merendar le está poniendo al mismo nivel. Tiene el mismo peso su opinión que la del padre. No pasa nada porque un peque no lo haga un día. Al final, y es mi opinión, en esto, en la alimentación, la mejor educación es el hambre. Un niño que tiene hambre come, pero no les dejamos tener hambre. ¿Cómo se va a ir a la cama sin cenar? Le hago algo rico en un momento. Esa es la gran trampa”, argumenta la psicóloga.
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