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Obispo Emiliano Soto: “El mundo evangélico no está en crisis”

ElPensador.io.- El obispo evangélico Emiliano Soto fue excluido del tradicional tedeum evangélico. Se impuso el obispo Eduardo Durán, padre del diputado homónimo, cuestionado por manejo de recursos financieros y por intervención política.

Frente a este escenario, el obispo Soto se muestra ponderado y evita hablar de una crisis en el mundo evangélico. Al contrario, circunscribe lo ocurrido como “situaciones puntuales”, concretamente referidas a la iglesia de Durán que, señala, arrastra problemas desde hace años. Pero eso, enfatiza, no representa la realidad de los más de 3 millones de evangélicos que hay en Chile. Lo que sí critica con fuerza es la intervención política, lo que califica como un “error garrafal” de algunos pastores y obispos. “Cuando se mezclan religión y política, lógicamente los resultados no son buenos”, sentencia.

Obispo, ¿qué está pasando en la Iglesia Evangélica? ¿O tenemos que hablar mejor en plural de las “iglesias evangélicas”?

Lo que está pasando al interior de algunas iglesias evangélicas… hay que hablar en sentido plural porque hay más de 3.500 denominaciones evangélicas. Con respecto a alguna situación que se conoce en el caso de Jotabeche, que es una situación puntual, u otras iglesias, son situaciones puntuales dentro de estas 3.500, que es una gran diversidad.

Pero en esta puntualidad, lo de Jotabeche, lo que pasó con el Tedeum no es algo menor… Lo que pasó, ¿se puede entender, desde el punto de la unidad que se veía en los tedeum tradicionales, como un “cisma”?

Yo creo que lo que está ocurriendo es que la Iglesia Evangélica está evolucionando, se está desarrollando. Hay gente que ha influenciado políticamente las iglesias, de alguna manera han tomado un curso diferente a lo que normalmente se conoce como el régimen de una iglesia evangélica propiamente tal. En estas nuevas iniciativas hay algunos que han tratado de introducir pensamientos políticos al interior de las iglesias y, justamente, hay un sector en el cual están algunas iglesias que están en esa iniciativa…

Pero esta intervención política de dónde viene… ¿del gobierno?

No, yo creo que hay personas dentro del ámbito evangélico que en su legitimidad de desarrollo personal han pretendido tener un futuro político. Es el caso de la llamada “bancada evangélica”. Y es válido que una persona pueda tener una aspiración política. Pero no puede ocupar la iglesia como plataforma para proyectarse políticamente.

¿Usted cree que es lo que ha pasado con el obispo Durán que ha apoyado a su hijo que es diputado?

Lógicamente hay iglesias que están apoyando el desarrollo de algunos que tienen la vocación legítima de servicio público, y en eso estamos de acuerdo. Desde la perspectiva de ciudadano, no hay ningún problema en que pueda desarrollarse un proyecto político, pero desde la perspectiva de una plataforma de iglesia y proyectar, yo creo que nos equivocamos en eso. Hay un error garrafal de parte de algunos pastores y obispos que pretenden que la iglesia sea el brazo político de una filosofía política. No solo lo digo por un razonamiento bíblico, sino también porque la experiencia a través del tiempo ha sido nefasta cuando hay grupos que han pretendido ocupar la iglesia para poder desarrollar una proyección de partido político o iniciativas individuales de personas que tienen una vocación política. Y eso está provocando un desacuerdo interno que yo creo que con el tiempo va a decantar y va a madurar.

Usted ve una vía de solución…

Mientras las cosas se ordenen, porque si estas personas que están en esa línea de desarrollo de la vocación de servicio público, lo hacen desde la perspectiva ciudadana, tienen toda la validez como para poder desarrollarlo, pero no desde la perspectiva de iglesia propiamente tal, que en el fondo enturbia el accionar de la iglesia en la pureza de lo que significa quién creó la iglesia, quién la ha desarrollado, quién la lleva adelante, me refiero a la persona del Espíritu Santo a través de quienes han llevado adelante el trabajo de Dios. Cuando se mezclan religión y política, lógicamente los resultados no son buenos.

Lo que ocurrió durante el Tedeum, la agresión a un periodista, cómo la vio usted, desde fuera…

Yo creo que es absolutamente condenatorio el ataque a cualquier periodista, a cualquier medio de comunicación, porque están haciendo un trabajo  profesional que requiere de una respuesta satisfactoria para los medios. Entiendo que en este caso no hubo respuesta a una solicitud inicial y luego ante la insistencia de los periodistas ocurrió que gente que estaba en seguridad dentro de la iglesia de Jotabeche lamentablemente incurrió en errores que no corresponden, porque el matonaje no es bueno, porque la forma de proceder afectó a tres profesionales de la prensa. Eso definitivamente no corresponde hacerlo. Al contrario, se requería una palabra de parte del obispo interpelado y decir “esto es lo que está pasando”. Yo creo que no quería darse a conocer algún tema específico que pueda estar viviendo la persona del obispo en cuestión.

Desde el punto de vista de la opinión pública, vemos un mundo religioso en crisis. Vemos a la Iglesia Católica en crisis, y ahora el mundo evangélico parece estar también en crisis, con divisiones. ¿Cómo ve esta crisis del mundo religioso y cómo se puede solucionar?

Desde la perspectiva del mundo evangélico, yo primero creo que el mundo evangélico no está en crisis. Sí hay iglesias que puntualmente están viviendo situaciones que afectan a sus líderes. Como decía anteriormente, en las iglesias evangélicas hay más de 3.500 denominaciones, somos más de 3 millones de evangélicos en Chile. Que una iglesia dentro de esas 3.500 tenga problemas, puede que existan hasta 5 o 10, y unas 50 mil personas afectadas dentro de eso, pero la Iglesia Evangélica sigue marcando su ruta. Estas son situaciones puntuales que sí, que efectivamente viven problemas y situaciones complicadas. Hay que decir que esa misma Iglesia desde hace 8 o 9 años vive divisiones internas en sus liderazgos y esto ya es una cosa que sale a la luz después de mucho tiempo, me refiero a corrupción, a dineros, que se han ido desarrollando en mucho tiempo. Eso es una cosa puntual de una de las iglesias, tal vez más simbólica dentro de nuestro contexto evangélico, pero no con respecto al trabajo de miles de otras iglesias donde están los pastores trabajando muy mancomunadamente y también buscando las soluciones a todos los temas que tenemos que desarrollar dentro del ámbito social, religioso.

¿Cómo se soluciona esto? ¿Hay algún tipo de gobernanza institucional en el mundo evangélico que dé salida a estos problemas?

Siempre hemos acudido a las instancias que tiene el Estado en este tipo de cosas. Por ejemplo, si es por buscar soluciones a la parte financiera, está el Servicio de Impuestos internos, en el caso de la institucionalidad legal, el Ministerio de Justicia. Se han creado leyes que van apuntando al buen funcionamiento de las iglesias. Está en proceso de reforma la ley 19.638 (Ley de Cultos), incluyendo situaciones que vamos pasando. Hay que decir que la institucionalidad de las iglesias evangélicas es muy feble, muy débil, en su conjunto. Si bien es cierto pueden existir denominaciones muy grandes, pero en su conjunto hemos venido construyendo una institucionalidad que a través del tiempo se ha ido desarrollando, pero hasta el momento no ha sido bastante concisa. Al menos para temas como estos… Para temas como esto funcionamos con comisiones de trabajo, frente al Estado, frente a los gobiernos, hemos venido creando comisiones para interlocutar y plantear nuestras necesidades. Y yo creo que este tema tiene una salida, y es la regularización de lo que significa el ingreso de los recursos financieros, para que el pastor pueda desarrollar una tarea en forma transparente y correcta, y eso yo creo que hay que trabajarlo con la autoridad, de manera que podamos presentarnos con un testimonio, como lo requiere el Evangelio, con ética, con transparencia y con todos los recursos espirituales que están establecidos en la palabra, la honestidad, la sinceridad. Para que al final podamos hacer una buena presentación a quienes están buscando a Dios de la iglesia.