Sr. Director
¿Qué significa y por qué importa tener dificultades para conciliar el sueño de calidad? La falta de sueño no necesariamente tiene un nivel mínimo estándar requerido, basta con no dormir lo suficiente. Según la National Sleep Foundation, un adulto debería dormir entre 7-9 horas diarias en la noche, en un ambiente cómodo y silencioso. Por lo tanto, dormir menos de esta cantidad de horas durante un período de tiempo prolongado significará que tenemos falta de sueño, a menos que se encuentre en el pequeño porcentaje de la población considerada de “sueño corto”.
Si hay falta de sueño, además de bostezar, es importante tener en cuenta que puede provocar accidentes. La pérdida de la calidad de sueño es también es un gran peligro para la seguridad pública cada día, en carreteras, en los sistemas de trabajos en turnos, en el rendimiento laboral diario. La falta de sueño produce somnolencia y puede retrasar el tiempo de reacción tanto como conducir bajo el efecto del alcohol, aumentar el riesgo de accidentes laborales y en general impactar la productividad como sociedad.
Cuando hay mala calidad crónica de sueño, ésta se asocia a enfermedades como la hipertensión, accidentes cerebrovasculares, obesidad, diabetes, depresión y ansiedad, disminución de la función cerebral, pérdida de memoria, un sistema inmunitario más debilitado (el cual ha sido puesto a prueba el 2020), tasas de fertilidad más bajas y trastornos psiquiátricos.
Dentro de este conjunto de problemas de salud generados por el mal dormir, surge como necesario mantener las rutinas lo más estables posibles, priorizando las actividades matinales, tanto de exposición a la luz, actividad física, académica y laboral, para así llegar a la noche en mejores condiciones para dormir, evitando el consumo de bebidas estimulantes en la tarde, la automedicación de hipnóticos, disminuyendo la exposición a pantallas en la noche y manteniendo un lugar oscuro y silencioso para dormir.
En el mes en que se conmemora el Día Mundial del Sueño, es importante destacar la importancia del buen dormir y de políticas públicas y privadas de salud que las consideren tanto en niños como en adultos. Cuidar la calidad y la cantidad del sueño incluye dar espacios para la actividad física, restringiendo las jornadas vespertinas y nocturnas de trabajo y estudio en la medida de lo posible, evitando la automedicación, y mejorando el acceso a sistemas de salud que logren abordad el tema del mal dormir en forma eficiente y eficaz, potenciando la telemedicina en zonas alejadas, mejorando el acceso a diagnósticos y tratamientos, para así lograr ser más sanos como personas y más productivos como sociedad.
Cordialmente
Dra. Evelyn Benavides S. y Dr. Fernando Molt C.
Neurologos especialistas en medicina del sueño, coordinadores de Grupo de Trabajo de Sueño de la Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía
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