Roberto Fernández nos explica la genética y la epigenética de la vejez, un proceso inevitable, pero que puede ser llevado de una mejor manera que hasta ahora.
Por Roberto Fernández.- Hasta hace poco, el envejecimiento fue considerado un dato más del funcionamiento normal del cuerpo humano y, por lo tanto, no como un objeto de estudio científico específico.
En la actualidad la situación ha cambiado radicalmente. Los especialistas han comenzado a plantearse directamente las preguntas de por qué y cómo envejecemos.
En muchos lugares del mundo el potencial negocio de la vejez es enorme: una gran cantidad de centros de estudio e investigación intentan responder a estas importantes y trascendentales cuestiones, afanándose por descubrir formas de controlar, ralentizar e incluso revertir el proceso.
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El envejecimiento, la culpa y el futuro
En conocimiento de que existen especies, como algunos tipos de tiburones, de ballenas y tortugas, que pueden vivir mas de 150 años, se plantean el desafío de descubrir cómo lo logran para, eventualmente, aplicarlo en los seres humanos.
Se ha comprobado que, como consecuencia de la llamada senescencia, es decir envejecimiento, las células parecen olvidar su identidad. No recuerdan lo que tienen que hacer, pero permanecen activas acumulándose en gran cantidad, sin que el cuerpo pueda eliminarlas, liberando al mismo tiempo sustancias tóxicas que dañan e inflaman las células sanas.
Esto se debería al acortamiento de los telómeros, estructuras que se encuentran en los extremos de los cromosomas y que cumplen la función de protegerlos.
El proceso de envejecimiento está determinado, en lo esencial, por dos factores: la genética, es decir lo que heredamos; y la epigenética, o sea, cómo influye nuestro modo de vivir en la calidad de vida y, en consecuencia, en la forma en que sumamos años.
Se estima que la edad es el principal factor de riesgo en la mayor parte de las enfermedades que sufren los adultos mayores. El 80% de ellas tendrían su origen en el envejecimiento.
Una leve esperanza
Respecto a las investigaciones que se realizan en la actualidad, las que buscan descubrir los mecanismos que permitirían detener, hacer mas lento o revertir el proceso, lo primero que hay que señalar es que éstas se realizan experimentando sobre todo en animales, especialmente en ratones y aunque se han logrado efectos sorprendentes de rejuvenecimiento en ellos, no se sabe aún si esto se obtendría también en seres humanos.
Medicamentos que actualmente se utilizan a modo experimental en personas, tales como la Rapamicina, el Resveratrol, la Metmorfina y la NMN, entre otros, se encuentran en una etapa de estudio sin que hasta ahora existan pruebas irrefutables de su eficiencia y de que no produzcan eventualmente daños colaterales en el organismo. En todo caso los resultados obtenidos son altamente esperanzadores.
Al comienzo señalábamos la importancia de la epigenética, o sea la influencia del medio ambiente en nuestra calidad de vida y en consecuencia en nuestro envejecimiento.
Factores para una mejor vejez
Los factores que hoy se sabe determinarán cómo viviremos y nos haremos más viejos, están directamente ligados a nuestros comportamientos. Comer sano y menos, dormir idealmente ocho horas, hacer ejercicio, no fumar, protegernos de los rayos UV y mantenernos activos mental y socialmente inevitablemente nos llevará a sentirnos mejor y a una vejez prolongada y saludable.
A propósito de alimentación, se ha comprobado en ratones que una disminución de comida del 25% ha tenido como consecuencia un aumento del 30% de sus vidas. La ecuación sería menos calorías, más y mejor vida.
Al parecer el estresar el cuerpo de distintas maneras y vivir en modo sobrevivencia hace que se reactiven los genes anti envejecimiento que todos tenemos.
Otra acción muy importante es el llamado ayuno intermitente, del cual existen diversos métodos, aunque el ideal es el de 16 horas. El no consumir alimentos durante un período largo de tiempo gatilla la autofagia, es decir que el organismo, al necesitar energía para funcionar, utiliza las células deterioradas y muertas acumuladas en el cuerpo para ello, literalmente se las come, lo que lleva a una limpieza general del organismo.
Aquí es importante también señalar que, como en todo avance del conocimiento, el ayuno intermitente es objeto de críticas y cuestionamientos.
A estos métodos habría que agregar otros menos convencionales como la transfusión de sangre de personas mas jóvenes y el de las células madres.
Otro descubrimiento importante sobre el envejecimiento es el hecho que este se acentúa significativamente en momentos determinados. Alrededor de los 34, 60 y 78 años, el cuerpo cambia significativamente su programación biológica… los “viejazos” de los que hablan las tradiciones populares.
Respecto a cómo limitar el acortamiento de los telómetros, lo que llevan a la muerte de las células, mas allá de lo que ya hemos señalado, las investigaciones avanzan a un paso más lento.
Ahora bien, los problemas a que nos veremos enfrentados como sociedad, consecuencia de estos inevitables avances científicos y tecnológicos, no son menores. Lo mas probable es que luego se transformarán en medicamentos que, por lo menos al principio, costarán muy caros.
Esto aumentará las diferencias sociales que hoy existen, entre los que podrán comprarlos y los que no.
Otro efecto complejo será el alza importante de la duración promedio de vida, que ya ha tenido cambios considerables, pasamos de 46,5 años en 1950 a 71,7 en 2022, lo que traerá graves repercusiones políticas, económicas y sociales por los altos costos que esto implicará, en especial en salud y los sistemas de jubilación.