Editorial ElPensador.io.- “Entender a los ciudadanos, a los consumidores y a los empresarios es un ejercicio más de magia que de ciencia”. Esta fue la frase central (aunque apenas recogida en destacados) de la entrevista que dio el Presidente de la República, Sebastián Piñera, a La Tercera.
Se trata de una declaración doctrinaria de vital importancia para entender la forma en que funciona la toma de decisiones en el Mandatario y, por consiguiente, en los funcionarios que e acompañan en el gobierno.
Por una parte, significa que no importan los ciudadanos, los consumidores o los empresarios que critican las políticas de su administración o que cuestionan sus expectativas de crecimiento. No importan, porque los ubica en el terreno de la magia y no en el terreno de la escucha, cuya función es el gobierno. Lo vuelve a señalar más adelante en la misma entrevista: “A mí lo que me importa no es quien pone o no la música, sino que Chile avance en la dirección correcta”.
De esta manera, la votación de su persona para hacerse cargo del Ejecutivo constituye, para Piñera, en la única instancia de “escucha” legítima, y que importa. Lo que venga después de eso, es “magia”. Y a él no le importa la magia (“no soy adivino”, advierte en la misma entrevista), sino el cumplimiento de su programa.
Por otra parte, significa una actitud dogmática en la que el único derrotero que importa es que dicte su propia conciencia o sus convicciones o su ideología, con la aparente certeza de que ese es el camino correcto para todos. Y si los demás no lo ven, pues qué mal, pues él está revestido de la verdad.
Pero es importante que el Presidente entienda, que el mundo no es unívoco; que los ciudadanos y consumidores no son borregos ciegos a los que pueda conducir sin esperar respuesta durante cuatro años; que el ejercicio de la razón y del derecho a cuestionar es la esencia de los seres humanos y, más aún, de los chilenos modernos, quienes manejan más información que hace 40 años.
Un Mandatario debiera ejercitar, por lo tanto, su capacidad de escuchar. Y no nos referimos necesariamente a las redes sociales, que constituyen un barómetro limitado de la voz ciudadana, sino de la gente. Siendo empresario y economista, seguramente desarrolló métodos de escucha para entender las necesidades de sus mercados, de sus consumidores potenciales. Es improbable que su éxito empresarial haya sido suerte o pura magia. ¿Por qué ahora despreciar esas herramientas y esa actitud de escucha tan necesarias en un Jefe de Gobierno?