Por Miguel Mendoza.- El 19 de febrero de 2019, en Cúcuta -ciudad fronteriza entre Colombia y Venezuela- Sebastián Piñera, acompañado de su canciller Roberto Ampuero, pregonaba eufóricamente: “Vénganse a Chile, ¡tenemos trabajo para todos ustedes!”.
Esta frase quedó inmortalizada, lista para el bronce, en un espectáculo mediocre que se desinfló al pasar las horas, el show de un “golpe de Estado blando” que impulsaba el autodenominado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó.
Desde una tarima donde cantaba Juanes y Miguel Bosé, mandaban víveres por razones humanitarias que irónicamente el ejercito bolivariano requisaba.
En un momento, Piñera vio que este espectáculo no cuajaba y, tras bastidores, le pedía explicaciones a Guaidó, quien guardo un hermético silencio. No resultó la intentona golpista por razones humanitarias del presidente encargado de Venezuela.
Cúcuta marcaría un antes y un después en la inmigración ilegal de venezolanos a nuestro país. Según datos entregados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), a diciembre de 2022 la inmigración ilegal de venezolanos había aumentado en 65,9%.
En ese contexto, el ex Presidente Piñera creó en 2021 el Servicio Nacional de Migraciones. El Director Nacional de esa oficina gubernamental fue Álvaro Bellolio, cuya gestión no fue mala… fue pésima.
El actual Director es Luis Thayer Correa que pertenece al mismo partido el Presidente Gabriel Boric (Convergencia Social). Su desempeño ha sido incluso peor que el de Bellolio.
En todo caso, hay que decir responsablemente que una cosa es la migración y otra la delincuencia que se ha asociado a ella. De hecho, el Tren de Aragua no fue culpa de Piñera. Hay antecedentes del Ministerio Público en torno a que uno de sus líderes, Carlos González Vaca, alias “Estrella”, llegó a Chile en 2017, antes del “Cucutazo”.
Sin duda la migración ha sido usada en diversas circunstancias y sin escrúpulos, incluso antes de Piñera, como fue la internación de haitianos en el segundo gobierno de Bachelet o la trata de personas en que se sorprendió al empresario Francisco Javier Errázuriz.
Y en el descalabro del proceso migratorio posterior a Piñera, con la extrema porosidad de nuestras fronteras, el actual gobierno no puede desconocer su propia ineficiencia.
Pero por encima de todo eso, no podemos olvidar al verdadero responsable de esta crisis migratoria: Nicolás Maduro, porque su dictadura es el cáncer de América y ha sido el origen del éxodo de sus compatriotas. Ahora Maduro se burla de nuestro país y de sus autoridades, no tiene respeto por nada ni nadie.
La migración es un derecho humano, pero por la culpa de su nefasta narcodictadura disfrazada de democracia, nuestro país y el continente entero deberá pagar los platos rotos por la crisis humanitaria y social en Venezuela.
Miguel Mendoza Jorquera, es tecnólogo médico y conductor del programa Manos Libres en el ElPensador.io
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