Por Jocelyn Uribe.- La deserción dentro del nivel de educación parvularia se ha transformado en un tema de alta preocupación, no sólo dentro de la agenda pública, sino también en diversos sectores vinculado a la educación infantil. Entre los nudos críticos que dan cuerpo a esta problemática se destaca el poco valor que las familias en Chile otorgan a la educación pre escolar, asignándole más bien un rol asistencial sobre todo en los primeros años de vida.
En este sentido, la realidad en la cual se contextualiza esta deserción se ve apoyada por diversas cifras que nos permiten evaluar efectivamente su impacto. Un ejemplo de ello, es que sólo el 50% de los niños y niñas entre los 85 días a los 5 años, se encuentran matriculados en algún establecimiento de educación infantil.
El porcentaje se acrecienta a nivel regional, destacando en este sentido la Región del Maule como una de las regiones con mayores problemáticas en torno al acceso a la educación parvularia con un 32% de matrículas efectivas; seguida por la Región de los Ríos con un 27% y la de Tarapacá con un 21%. Al margen de estos antecedentes en torno a las matrículas, también se produce un ausentismo dentro del sistema, afectando fundamentalmente a pre kínder con un 48% y kínder con un 42%. Este ausentismo es entendido como “la falta del 10% o más de los días escolares, justificados o injustificados, en un periodo del año”.
Como bien sabemos todos quienes trabajamos en el ámbito de la educación parvularia, ya sea en docencia, investigación o directamente en el espacio del aula con niños y niñas, la primera infancia se constituye en una etapa fundamental en el desarrollo de todo ser humano, dado que proporciona las bases para favorecer las conexiones neuronales que permiten un aprendizaje efectivo, la interacción con pares y adultos, el desarrollo emocional y la adaptación al entorno, lo cual se ve interferido por las reiteradas inasistencias de los párvulos a un espacio que privilegia todas estas interacciones y adquisiciones.
Ya hemos terminado afortunadamente la crisis sanitaria que nos afectó por un periodo prolongado (2020-2021). Sin embargo, las cifras siguen no siendo alentadoras en cuanto a deserción y ausentismo infantil. En este sentido, resulta imprescindible el relevar el rol fundamental del sistema de educación parvularia, en cuanto no solo a privilegiar cada uno de los aspectos antes mencionados, sino que además favorecer la autonomía, el respeto, la convivencia pacífica y responsable, el pensamiento lógico, el desarrollo del lenguaje, la resolución de problemas y la interacción democrática con otros. No olvidemos al respecto, la responsabilidad del sistema educativo, de educadores/as y familias, en cuanto a aportar a la solución de esta problemática, mediante un trabajo en conjunto que permita relevar la importancia no solo del sistema de educación parvularia, sino que también de la permanencia y continuidad de niños y niñas, para favorecer efectivamente aprendizajes oportunos y de calidad.
La Dra. Jocelyn Uribe Chamorro es académica de la Facultad de Educación, UCEN