Por Roberto Fernández.- Al llegar Putin al poder en Rusia, tras la caída y desmembramiento de la Unión Soviética, tuvo que hacerse cargo de un país que vivía una profunda crisis política y económica, o sea, que estaba en una situación de debilidad considerable.
Aunque no hay documentos que lo comprueben, Rusia buscó establecer buenas relaciones con EEUU y Europa, bloques que le habrían garantizado no ampliar la Unión Europea y la OTAN a los países limítrofes. Pocos años después, 14 países -algunos de ellos ex repúblicas soviéticas y otros ex aliados de ella- habían pasado, por decisión soberana, a formar parte de esas alianzas occidentales.
Es evidente que Rusia tenía y tiene razones fundadas para inquietarse por su seguridad. ¿Justifica esto la invasión a un país independiente, democrático y con derecho a elegir la forma de gobierno que estime pertinente? De ninguna manera. Es absolutamente inaceptable y condenable porque, además de las razones humanitarias, pone en cuestión el orden jurídico internacional que tanto ha costado construir. Que otros países como EEUU, con la complicidad de Europa, han cometido todo tipo de atrocidades invadiendo y destruyendo naciones por todo el mundo, es una realidad indiscutible. Esto no es, como pretende mostrarlo la prensa de los dos lados, una lucha entre buenos y malos: es una disputa de poder entre países y alianzas que pretenden imponer su hegemonía a nivel mundial.
Ahora bien, la información sobre el conflicto que recibimos por los medios de comunicación es poco objetiva y se parece más a propaganda que a una preocupación por tenernos bien informados.
Tratando de ver más allá de esta avalancha de noticias parciales, muchas veces poco claras y contradictorias, tratemos de ver los hechos esenciales. Por un lado las declaraciones oficiales de EEUU y de la OTAN coinciden al expresar que su responsabilidad es impedir que el conflicto se extienda más allá de las fronteras de Ucrania. Por el otro, Rusia manifiesta claramente que no va a detener sus acciones militares hasta lograr el control del país. Dicho más claramente: hasta que ese país se rinda. Esta es la situación objetiva.
La pregunta es: ¿Resistirá Ucrania la agresión rusa para, en ese caso, lograr una buena negociación para el término del conflicto? ¿Logrará Rusia el control militar de Ucrania, con el riego de tener que enfrentar una guerra de guerrilla permanente? Nadie lo sabe, porque además nadie, incluidos los expertos en leer el pensamiento de los seres humanos, sabe cuál es el objetivo último de Putin.
Efectividad de las medidas económicas
Está claro, como lo vimos, que EEUU y la OTAN no van a enfrentar militarmente a Rusia. El apoyo a Ucrania se expresa en medidas financieras y económicas que pretenden estrangular a ese país, con la esperanza que sus ciudadanos las principales víctimas de estas medidas, se levanten contra Putin y logren derrocarlo.
Veamos la realidad de las medidas contra Rusia, para tratar de visualizar si realmente serán significativas.
Europa importa desde Rusia más del 40% del gas que necesita para hacer funcionar su economía y alrededor del 30% del petróleo. Y esto sigue operando hoy igual como antes de la guerra. Rusia vende y Europa compra.
Los dos bancos que realizan las transacciones financieras de este comercio, fueron excluidos de las sanciones que se acordaron. El haber sacado a Rusia del Swift no significa que no puedan realizar operaciones, sino que estas se hacen mucho más lentamente y esto perjudica el comercio, pero no lo impide.
Un dato adicional, muy importante. Rusia multiplicó por 6 sus ingresos por ventas de gas en el mundo estos últimos 3 años. Esto significó muchos miles de millones de dólares que están en su Banco Central. Es verdad que están complicados con las sanciones y que estas sanciones tendrán efecto en la vida cotidiana de los rusos, pero ¿servirán realmente para hacer cambiar sus objetivos a Putin? Al parecer no porque, a pesar de todo lo que digan, el líder ruso sigue avanzando militarmente y logrando el control de lo que desea.
Paralelamente, los ofrecimientos de armas a Ucrania son otra medida contradictoria, porque al mismo tiempo piden a Rusia que detengan la invasión, y se trata de anuncios que Putin no toma realmente en serio. Peor aún, sirven de excusa para que considere dichos actos como
un “acto de guerra”.
Rusia tiene una debilidad importante en el campo de su desarrollo industrial y tecnológico, pero nada le impide, con la cantidad inmensa de reservas que tiene, de utilizar empresas de terceros países, eventualmente chinas, para triangular compras de lo que necesite. Seguramente solo le costarían más caro.
Occidente depende, además, de minerales y granos rusos que les son imprescindibles. Por ejemplo parte imprescindible de los motores de aviones necesitan de estos minerales para su fabricación. El norte de África depende casi totalmente del trigo ruso. El desabastecimiento y el aumento de precio de ese producto esencial podría generar conflictos sociales imprevisibles en ese y otros lugares del mundo.
EEUU no compra gas a Rusia y solo el 4% de lo que importa en petróleo proviene de ese país Salvo el aumento de precio del petróleo, las sanciones no tienen un efecto significativo para ellos. En el caso de Europa la situación es diferente. El aumento del precio del petróleo y el gas está golpeando fuertemente a sus ciudadanos. Algunos economistas ya hablan de que las sanciones a Rusia puede significar un disparo en sus pies. Cambiar la matriz energética para no depender de Rusia demorará años. Además, otra contradicción, dicen que a fin de año podrían no depender tanto de ese país. O sea empujan a Putin (ya que le dicen que no le van a comprar más gas ni petróleo) a eventualmente cortar de inmediato el suministro.
A todo esto hay que agregar que se viene una crisis humanitaria importante, con los millones de refugiados saliendo de Ucrania, muchos de los cuáles querrán llegar a países europeos donde no está claro si sus ciudadanos están dispuestos a recibirlos en masa.
Parece obvio que Putin está jugando con fuego. Amenaza a Occidente con una guerra nuclear y este responde que no la quiere… mientras sigue avanzando en Ucrania. Este fin de semana se bombardeó un campo de entrenamiento militar a 25 kilómetros de la frontera con Polonia.
Vivimos momentos difíciles como humanidad. Es de esperar que todo esto se resuelva pacíficamente. Para ello las negociaciones son fundamentales y la participación de China un elemento clave