Por Catalina Maluk Abusleme.- En los últimos días ha vuelto a tomar fuerza la discusión sobre la reducción de la jornada laboral; una propuesta que a primera vista parece muy atractiva, pero que amerita considerar diversos factores.
Más allá de quererlo, ¿estamos preparados para trabajar menos horas a la semana? Con la reducción de la jornada laboral ¿cómo podemos asegurar que la productividad no disminuya?, ¿qué ocurre con los salarios?
En Chile se tiende a pensar excesivamente que todo se soluciona con leyes, sin embargo, la eventual reducción de la jornada laboral es un tema profundo y multidimensional, que supone un amplio debate en términos de calidad y oportunidad. Lo importante es tener claro qué se busca con medidas como esta. Es cierto que luego de la crisis sanitaria que enfrentamos producto de la pandemia, nos hemos replanteado fortalecer con fuerza los espacios familiares y personales a consecuencia, por ejemplo, del teletrabajo; pero, por otro lado, la incorporación de las mujeres a la economía tuvo un retroceso de 10 años; son ellas las que han perdido mayoritariamente sus trabajos o han debido abandonar el mercado laboral para asumir los cuidados de los hijos al no poder contar con salas cunas ni colegios por las largas cuarentenas, o porque no lograron conciliar el teletrabajo con las labores del hogar.
Considerar una jornada laboral más corta podría ser un incentivo a la inserción laboral de la mujer, tarea en la que como país estamos al debe. Necesitamos avanzar en políticas que permitan generar espacios de trabajo para su desarrollo personal y ésta podría ser una de ellas en la medida que el rol del cuidado y las tareas del hogar se compartan de verdad.
Una jornada laboral más corta podría ser muy positiva para mejorar la calidad de vida de las personas, en la medida que seamos consientes que no se vea afectada la productividad, lo que requiere de un esfuerzo y compromiso de todos. No basta una ley. Mantener la productividad con menos horas de trabajo semanal parece ser el gran tema en cuestión. La pregunta es ¿cómo?
Catalina Maluk es ingeniera comercial y Magíster en Docencia e Investigación Universitaria
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