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Reflexiones matinales en la búsqueda de la verdad

Por Pedro Durán.- 12 diciembre 2022 08:00. El gran tema de discusión de la élite de la sociedad chilena es, sin lugar a dudas, el cambio de constitución.

Las encuestas chilenas no son siempre representativas del pensamiento de las ciudadanas y ciudadanos. Una de ellas reconoce que realizó 6.305 llamadas telefónicas que solo contestaron 707 personas de 190 comunas, de un total de alrededor de 350 comunas. Sin embargo, se transforman en representativas de una supuesta opinión de la ciudadanía en relación al tema constitucional y de la sociedad en general, como también crea índices de popularidad de la élite política del país, levantando y bajando líderes políticos y autoridades.

Los grandes temas de preocupación de la no élite, para no llamarla a la antigua, el pueblo, están mas centrados en los aspectos sociales y de seguridad ciudadana, en particular en las desigualdades: empleo, salud, educación, vivienda, delincuencia, inmigración, por señalar las más importantes. La élite política, como toda organización, busca defender su territorio y su rol en el territorio, es decir, su presencia en el parlamento y en el gobierno. La institucionalidad está adaptada a los intereses de la élite política, modificando el sistema electoral y de partidos políticos en la búsqueda de mayor poder en la sociedad. La pregunta en este caso sería simplemente: ¿Cómo y para qué?

La tan manipulada Democracia, definida por la enciclopedia libre Wikipedia es: “Una forma de organización social y política que atribuye la titularidad del poder al conjunto de la ciudadanía. En sentido estricto, la democracia es un tipo de organización del Estado en el cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren legitimidad a sus representantes.

La democracia se puede implementar mediante estas tres alternativas: democracia indirecta o representativa cuando las decisiones políticas son adoptadas por personas reconocidas por el pueblo como sus representantes; Democracia directa, cuando las decisiones son adoptadas directamente por los miembros del pueblo, mediante plebiscitos y referéndums vinculantes, elecciones primarias, facilitación de la iniciativa legislativa popular y votación popular de leyes, concepto que incluye la democracia líquida; Democracia participativa cuando se aplica un modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas o cuando se facilita a la ciudadanía amplios mecanismos plebiscitarios consultivos.”

Es totalmente posible y deseable una mezcla de las tres definiciones de democracia, pero lo importante es la participación del pueblo, digamos de la inmensa mayoría, en la elección de sus representantes y en la toma de decisiones.

La sociedad tiene diferentes organizaciones representativas de sectores de la población como, por ejemplo, organizaciones gremiales, sindicales, religiosas, deportivas, étnicas, culturales, de defensa del medio ambiente y políticas, que se supone que agrupan a ciudadanas y ciudadanos representando sus intereses y visiones del presente y del futuro.

Pero el poder político, aquel que puede decidir las leyes que organizan la sociedad y la toma de decisiones acerca la gestión diaria del país está en el parlamento y el gobierno.

Con la realización del plebiscito de salida de la propuesta de constitución de septiembre 2022, que fue obligatorio, quedó en claro que todas las elecciones deben ser con voto obligatorio y, necesariamente, debe modificarse la ley electoral y de partidos para favorecer una mayor participación ciudadana que permita darles mas representatividad y legitimidad a los electos. Otro ejemplo de la necesidad de estos cambios fue el acuerdo, en la fría noche de noviembre 2019, de los partidos políticos, que tienen menos del 10% de aprobación ciudadana según la mayoría de las encuestas creíbles y no creíbles, para realizar el proceso de redacción de una propuesta de nueva constitución.

Como todo proceso que parte mal el resultado fue malo, para no decir un desastre.

Queríamos ir a Arica, pero aterrizamos en Punta Arenas

En los campeonatos de fútbol, cuando pierde el equipo se le echa la culpa al entrenador y muchas veces se le cambia, independiente que los jugadores hayan jugado mal. En el caso del fracaso del proceso constituyente, todo el sistema jugó mal, es decir, los dos presidentes de la república involucrados, la institucionalidad política, el proceso electoral y, por supuesto, los miembros de la asamblea constituyente. Sin embargo, a pesar de todo, las encuestas indican que la mayoría de la población, quiere un cambio de constitución.

La palabra clave aún parece ser: CAMBIO

El o los cambios pueden ser realizados de diferentes formas.

La elección popular para un cambio de constitución tiene inconvenientes. Por ejemplo, si estamos hablando de formar la mejor selección de fútbol, no podemos elegir a personas que solo juegan otros deportes o tienen impedimentos para practicar deportes. La población ya esta acostumbrada a votar por personas que creen que pueden representarlos en el parlamento o la Presidencia, ya sea por su pertenencia a un partido político, su compromiso con la sociedad, su imagen pública entregada por los medios de comunicación, etc., etc. Hay varios factores que influyen y permiten opinar al sufrido ciudadano. Además, los no electos no son eternos, cambian si lo hacen mal o siguen si no hay mejores. Pero la definición de una constitución no es lo mismo. La penúltima fue en 1925, hace 97 años, la inmensa mayoría de ustedes no había nacido y la ultima fue hace 42 años redactada por expertos en:…? Es decir, la población no tiene experiencia en este proceso y lo conoce poco, solo en líneas generales. Los llamados expertos son profesionales que sí conocen el proceso de redacción de constituciones a lo largo y ancho del planeta, y aportan un camino conciliador de diferentes intereses contradictorios. No tienen la legitimidad popular, pero sí el conocimiento que brinda la historia.

Pero lo principal está en la necesidad de un cambio, según algunos con mayúscula, según otros solo con la primera letra en mayúscula y, finalmente, los que quieren cambio y punto.

Sin olvidar que una nueva constitución tiene que ofrecer una organización del país y un camino hacia objetivos de desarrollo que permitan una mejor calidad de vida a la inmensa mayoría de la población. Para lograr estos objetivos, la nueva constitución debe ser a largo plazo y flexible, para incorporar los nuevos desafíos que aparecen en el planeta globalizado.

Es decir, tenemos que saber si vamos hacia Arica o Punta Arenas o Buenos Aires o Sydney. Antes de la caída del muro de Berlín era más fácil en el mundo bipolar de la época. Se podía ser moro o cristiano. Hoy es más complejo definir hacia dónde vamos y amerita una reflexión mas holística, participativa e informada. Es necesario tomarse el tiempo y promover las conversaciones indispensables, a todos los niveles de la sociedad para avanzar hacia un buen puerto.

El tema de fondo no es elegir una asamblea constituyente con o sin expertos, de 10 ó 200 personas.

El tema de fondo es definir hacia dónde vamos, cuáles son los principios fundamentales que debe tener una constitución, en un proceso participativo, para finalmente construir una propuesta en forma democrática que, ojalá, la aprobación final en un plebiscito sea solo un trámite más.