El regreso al trabajo y con ello a la rutina puede traer consigo el síndrome postvacacional, pero existen distintos mecanismos que podemos utilizar para que este no nos afecte y podamos retomar nuestras actividades sin sufrir consecuencias.
Por Julio César Carrasco – Las vacaciones han llegado a su fin. El sol se desvanece, las maletas se guardan y el despertador vuelve a sonar implacable. Es el momento de enfrentar la realidad: volver al trabajo, a la universidad o al colegio. Pero, ¿por qué esta transición puede resultar tan complicada? Bienvenidos al mundo del síndrome postvacacional.
La vuelta a la realidad: más que un simple lunes
El síndrome postvacacional no es solo una etiqueta. Es una experiencia que muchos hemos sentido al regresar de nuestras merecidas vacaciones. Aunque no existe una definición universalmente aceptada, los síntomas son reales y pueden afectar nuestra salud mental y emocional. Los síntomas más habituales incluyen cansancio y fatiga injustificados, apatía, estrés, incapacidad de concentración, irritabilidad, tristeza y dificultades para conciliar el sueño. En casos más extremos, pueden producirse dolores de cabeza, molestias gástricas o falta de apetito. Quienes tienen menos tolerancia a la frustración o regresan a un ambiente laboral hostil son más propensos a padecerlo.
La adaptación al trabajo y el desencanto
El primer día de trabajo después de las vacaciones puede sentirse como un salto al vacío. La inercia de la playa, las risas con amigos y las siestas interminables se desvanecen ante la pantalla de la computadora. El cambio abrupto de estilo de vida puede generar hastío y cansancio. La inadaptación crónica en el trabajo, especialmente en entornos impersonales y rutinarios, también contribuye al síndrome postvacacional.
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El ritmo interno: nuestro ciclo circadiano
Nuestro cuerpo tiene su propio reloj biológico: el ciclo circadiano. Este mecanismo interno regula nuestros ritmos fisiológicos y comportamentales en un ciclo aproximado de 24 horas. La luz solar y la oscuridad sincronizan este reloj. Durante las diferentes horas del día, nuestro cuerpo experimenta cambios importantes que pueden afectar nuestra salud y bienestar:
Mañana (6:00 – 9:00 am): Es crucial exponernos a la luz natural durante esta hora para sincronizar nuestro reloj interno y despertar completamente.
Mediodía (12:00 – 2:00 pm): Nuestro cuerpo alcanza su temperatura más alta y estamos más alerta. Es un buen momento para realizar actividades físicas o mentales exigentes.
Tarde (3:00 – 5:00 pm): Es común experimentar una disminución en la energía y la concentración, conocida como la «hora de la siesta». Tomar una siesta corta puede ayudar a combatir esta sensación.
Noche (9:00 – 11:00 pm): Nuestro cuerpo se prepara para dormir y es importante comenzar a relajarse. Evitar la exposición a dispositivos electrónicos puede ayudar a mejorar la calidad del sueño.
Consejos para superar el síndrome postvacacional
Regresar antes de la vuelta al trabajo: No es buena idea que las vacaciones se terminen justo el día anterior a tener que regresar. Un par de días previos puede ayudar a retomar las rutinas.
Respetar las horas de sueño: Retomar horarios y costumbres un poco antes de volver al trabajo puede facilitar la reincorporación. Recuerda que dormir ocho horas es recomendable.
Moderar el consumo de alcohol y cafeína: El alcohol puede amplificar sentimientos de tristeza y apatía, mientras que la cafeína puede agudizar el estrés.
Hacer ejercicio físico: Además de mejorar la salud, el ejercicio físico libera endorfinas, que ayudan a sentirnos mejor y a reducir el estrés.
Acostumbrarse al trabajo de manera progresiva: Una buena planificación puede hacer el trabajo más llevadero. Evita llevarte trabajo a casa para quitar presión mental. Ponte límites saludables.
No olvidar el descanso: Incorpora actividades de ocio a tu rutina para hacer la vuelta más llevadera, especialmente en los primeros días.
Centrarse en lo positivo: Aunque no es sencillo evitar pensamientos negativos, centrarse en lo positivo del regreso puede hacerlo menos difícil.
Buscar ayuda profesional si es necesario: Si pasado un tiempo no hay mejoría, buscar ayuda profesional puede ser la mejor solución.
Al seguir estos consejos y respetar los ritmos naturales de nuestro cuerpo, podemos hacer que la transición postvacacional sea más llevadera y mantener nuestra salud mental y emocional en equilibrio
Recuerda, el estrés vacacional puede durar un tiempo, pero si notas que se alarga durante un periodo de tiempo superior a una semana, ve a consultar a un especialista. No hay que confundir el estrés postvacacional con algo peor.
Guárdate un día de descanso
Quizás suena paradójico, pero hay muchas personas que utilizan las vacaciones para viajar y no paran ni un solo día. Es otro tipo de descanso (hablamos del descanso mental) y también es necesario, pero el descanso físico también es importante. Si hacemos esto, volvemos de las vacaciones y al día siguiente tenemos que pegarnos el madrugón y presentarnos en la oficina con ojeras, el golpe puede ser terrible y es fácil que suframos el síndrome postvacacional.
Para evitarlo, una buena forma es volver un día antes de tu viaje y darte ese día de “alivio” y aclimatación para lo que está por venir. O mejor, en vez de volver un día antes, programate para volver un martes con fuerzas renovadas.
Recuerda, es normal sentirnos un poco desorientados al volver a la rutina, pero con paciencia, cuidado y el apoyo adecuado, podemos adaptarnos y volver a nuestro ritmo habitual. ¡Ánimo, nos pasa a todos, estamos juntos en esto!
Julio César Carrasco Rebolledo, psicólogo clínico.