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«Trocha”, una crónica sobre la migración en el norte desde un enfoque geográfico

¨Por ElPensador.io.- “Trocha” es el concepto que utilizan los migrantes venezolanos para referirse a la frontera. “Cruzar la trocha” es atravesar aquellos caminos riesgosos y a veces imposibles que los conducen al país de destino, a través de pasos irregulares. En Chile, lugar al que en los últimos años han arribado miles y miles de ciudadanos venezolanos, la trocha se extiende por el frío altiplano, en la frontera con Bolivia, y a lo largo del desértico límite norte con Perú. Este concepto inspira el libro del escritor y periodista antofagastino Rodrigo Ramos Bañados, que será publicado este mes por editorial Narrativa Punto Aparte.

Trocha” es una crónica literaria que aborda el fenómeno de la migración en el norte de Chile, con especial foco en la crisis migratoria venezolana de los últimos años, desatada en paralelo a los efectos de la pandemia en el mundo. “En un momento dejé otros proyectos literarios para abocarme a este, por la urgencia en que se estaban precipitando los sucesos”, señala el autor en referencia a la compleja situación vivida en Iquique.

A través de conversaciones con recién llegados y asentados, observaciones personales, recuerdos, entrevistas y la propia experiencia, Rodrigo Ramos Bañados construye en este libro una notable crónica literaria sobre la migración, donde los rostros siempre anónimos de los desplazados adquieren identidad mediante la acertada narración de sus vivencias.

«Me interesa el sentido de humanidad y lo político, que puede entenderse aquí como la crítica hacia autoridades que no reaccionaron a una crisis humanitaria”, agrega el autor, quien presentará su libro como parte del programa cultural de La Furia del Libro, el encuentro de editoriales independientes más importante del país, que se realizará en el Centro Cultural Gabriela Mistral de Santiago. Este año, La Furia del Libro estará precisamente dedicada al tema de la migración.

Ramos recuerda una imagen que lo motivó particularmente a darle urgencia a este trabajo: «Una foto de un camión cargado con migrantes venezolanos, que me envió un amigo por whatsapp», relata sobre el punto de partida que, primero fue una columna de opinión y posteriormente en medio del cambio de fases de la pandemia, le permitió retornar al centro de Iquique presencialmente. «Me impresionó. No era la misma ciudad de antes de la pandemia, sino que era una desbordada por migrantes, algunos en malas condiciones físicas. Y es ahí donde uno comienza a reflexionar, a hacer preguntas, a dialogar. Visité otras veces Iquique. Los alrededores del terminal de buses Antofagasta también se atiborraron de migrantes, en una suerte de campo de refugiados. Fui entrevistando, conociendo personas. De esa manera comenzó a surgir un relato, más bien una crónica de la migración y del proceso de encierro por el COVID-19, que cambió la vida cotidiana», relata.

La migración, las fronteras y la interculturidad han sido tema recurrente en otras de sus obras como  “Namazu”, “Ciudad berraca” o “Matute”, dice sobre los flujos humanos, el registro, de la escritura de esas dinámicas entre las vaguedades de las fronteras, y en especial las motivaciones de las personas para dejarlo todo en un lugar y comenzar de nuevo en otro lado, señala. «Me ha pasado que cuando hablo con un migrante, este tiene una necesidad de comunicarse, de desahogarse no de su pasado, sino de ese presente hostil en otro país, en el cual deben sobrevivir. La posibilidad de vivir en una ciudad como Antofagasta, donde el 30% de su población es migrante colombiana, peruana, boliviana o venezolana, me entrega siempre registros, como por ejemplo, las micros conducidas por colombianos, conectadas a radios colombianas. La interculturalidad, principalmente en el habla cotidiana, es otra cosa que me motiva», agrega.

Describe su nuevo libro como un cruce de géneros, el final de un tránsito desde la ficción a la crónica más extensa. Ahora con un elemento geográfico crucial como en el caso de la migración en el norte de Chile. «Antofagasta en la década pasada fue la primera ciudad que percibió el fenómeno migratorio con desplazados colombianos de la guerrilla. De pronto la ciudad se llenó de colombianos y colombianas. Hubo reacciones de todo tipo en su momento. Se comenzó a hablar de xenofobia, primero a través de rayados, y luego con una riña en el centro por un partido de fútbol. Con el tiempo, ya en 2012, Antofagasta asimiló el proceso migratorio; ya no se habla mal del extranjero como se hacía por el año 2015. Hubo un cambio. En general, creo que cierto nortino, le teme al migrante pobre, que llega en malas condiciones, como sucedió con los venezolanos que desbordaron Iquique», explica el autor.

Se refiere también a lo que considera un mal manejo de la autoridades de esta crisis humanitaria con migración que dio paso a una reacción desbordada de los iquiqueños que comenzaron a acusar a los migrantes de todo lo malo. «Pero no todo ha sido rechazo, hay personas en Iquique que se organizaron y ayudan con alimentación. Otros, en tanto, se aprovechan de la situación como coyotes, para transportarlos. El objetivo de estos migrantes venezolanos es llegar a Santiago, pero se van quedando en las ciudades del norte porque gastaron el dinero que tenían, los estafaron en el camino, les robaron, etcétera. Arman la carpa en cualquier parte y comienzan a sobrevivir», describe Ramos Bañados.

El autor nacido en Antofagasta (1973) es periodista y escritor. Ha publicado, desde el año 2010, cinco novelas —“Ciudad Berraca”, “Pinochet Boy”, “Namazu”, “Pop” y “Alto Hospicio”—, el volumen de cuentos “Palo Blanco” y los libros de crónicas “Tropitambo” y “Matute”, este último acerca de viajes fronterizos entre Perú, Bolivia y Chile. Sus cuentos están insertos en varias antologías. Ha sido becario del Fondo del Libro en tres ocasiones. Como periodista, ha trabajado en medios de Antofagasta, Iquique, Santiago y Valparaíso. Ha sido finalista de los premios de excelencia de la Universidad Alberto Hurtado y del Premio Alemán de Periodismo y Desarrollo.