ElPensador.io.- El estallido social que se inició el 18 de octubre marca una segunda víctima política en La Moneda, luego que Rodrigo Ubilla (RN) presentara su renuncia “por razones personales” a la subsecretaría del Interior, uno de los cargos con más poder en materia de seguridad pública.
El 28 de octubre había dejado su cargo Andrés Chadwick, tras una serie de acusaciones sobre su responsabilidad en violaciones a los derechos humanos ocurridas tras el estallido social que se inició diez días antes, que fueron refrendadas en el Congreso tras una acusación constitucional.
Una renuncia con Navidad, pues se hará efectiva a contar del 1 de enero, fecha en que asume el subsecretario general de la Presidencia, Juan Francisco Galli, quien acompañaba al actual ministro del Interior, Gonzalo Blumel.
Por qué su renuncia
La función del subsecretario del Interior es de directa responsabilidad frente a las situaciones de orden público. La descripción del cargo de esa repartición señala que “es el órgano de colaboración inmediata del ministro (del Interior) en materias relativas a la seguridad y orden público, al crimen organizado y todo lo relacionado con la coordinación territorial del Gobierno, a través de los gobiernos regionales y provinciales”.
“Gracias a la nueva Ley que creó el Ministerio del Interior y Seguridad Pública, la subsecretaría del Interior será la sucesora, para todos los efectos legales, reglamentarios y contractuales, de las Subsecretarías de Carabineros e Investigaciones”, advierte el sitio web de la subsecretaría.
Así, sería responsable en parte de las acusaciones que pesaron sobre el ex ministro Chadwick y que significaron que se aprobara una acusación constitucional contra él por 120 acciones judiciales presentadas contra el gobierno por violaciones a los derechos humanos realizadas por agentes del Estado después del 18 de octubre, de ellas 76 por torturas, y más mil 100 heridos.
Pero después del 29 de octubre, fecha en la que asume Blumel como ministro del Interior, los heridos por uso de armas antidisturbios eran más de 3 mil 400 y las denuncias por violaciones a los derechos humanos seguían sumándose.
Fuentes de La Moneda indican que el ministro Blumel no habría querido cargar con el peso de las decisiones máxime cuando la coordinación con las fuerzas de Orden la realizaba personalmente Ubilla. De hecho, los dardos públicos empezaban a apuntar contra él en estos días, especialmente después de la acusación contra Chadwick y la fallida acusación en el Congreso contra el Presidente Piñera (seguida de advertencias sobre denuncias por violaciones a los derechos humanos en instancias internacionales). Había voces que ya anunciaban una posible nueva acusación en el Congreso, y la renuncia de Ubilla se adelanta a esa posibilidad.
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