Agencias.- Cuatro meses después de que las denuncias aparecieran en televisión, el Vaticano inició una investigación sobre una orden de monjas religiosas chilenas después de que algunas hermanas denunciaron abusos sexuales a manos de sacerdotes y malos tratos de sus superioras, lo que abre una arista nueva en las investigaciones de abuso sexual en la Iglesia, al incluirse ahora a las órdenes femeninas.
El escándalo en el Instituto del Buen Samaritano fue revelado públicamente en un informe de investigación realizado por Televisión Nacional (TVN) en julio pasado, justo en medio de la indignación por los casos de encubrimiento de la jerarquía de la iglesia chilena ante escándalos de abuso sexual a menores por parte de sacerdotes.
En el informe, media docena de monjas actuales y anteriores dijeron que las hermanas fueron expulsadas de la orden después de denunciar el abuso a sus superiores. El informe siguió a las hermanas mientras testificaban ante la misión Scicluna, que viajó a Chile en representación del Papa Francisco para investigar los escándalos en la Iglesia.
En una declaración, la Nunciatura Apostólica en Chile anunció que una «visita apostólica», o investigación, había comenzado esta semana en el instituto. Dijo que durante los próximos meses la investigación tomaría el testimonio de las hermanas actuales y anteriores y de las afiliadas al instituto para que el Vaticano pueda entender la situación y hacer los cambios necesarios.
El instituto está ubicado en la diócesis de Talca, que desde 1996 estuvo encabezada por el obispo Horacio del Carmen Valenzuela Abarca. El Papa Francisco retiró a Valenzuela como obispo en junio como parte de su limpieza de la jerarquía chilena. Valenzuela había sido uno de los obispos formados por los sacerdotes depredadores más infames de Chile, Fernando Karadima.
Como un instituto diocesano de vida consagrada, la orden del buen samaritano dependía totalmente del obispo y estaba bajo su autoridad.
Una noticia de Associated Press, que citó el caso de Chile y otros en Europa, África e India, descubrió que el Vaticano sabía desde hace mucho tiempo sobre el problema de la violencia sexual cometida contra las hermanas religiosas, pero no hizo casi nada para detenerlo.
Las autoridades eclesiásticas han minimizado durante mucho tiempo la prevalencia del problema, a menudo culpando a las monjas por seducir a al sacerdote cuando se conoció un escándalo.
Sin embargo, el tema ha ganado tanto protagonismo que la asociación internacional de hermanas religiosas del mundo emitió recientemente una declaración sin precedentes en la que instaba a las monjas a que informen de cualquier abuso que hayan sufrido a la policía y sus superiores.
La declaración de la Unión de Superiores Internacionales Generales, que representa a 500 mil de las 660 mil monjas del mundo, fue aún más significativa ya que se emitió para conmemorar el día de la ONU para la eliminación de la violencia contra las mujeres, una fuerte muestra de solidaridad con todas las mujeres víctimas de violencia sexual.