Por Hugo Cox.- Han pasado algunos días después de tener los resultados oficiales de la elección presidencial y parlamentaria en conjunto con la elección de consejeros regionales. La situación no está resuelta, ya que el conflicto de fondo va a tender a profundizarse, y quien gane en segunda vuelta se moverá en terrenos pantanosos. Nos encontramos hoy de frente a visiones parciales de la realidad que todos dicen representar. Pero está instalada la desconfianza, como pesada carga para conducir el país, y esto en una sociedad fracturada, en que sus elites asumen sus visiones como la globalidad.
La mitad del país no cree y no participa cuál de los dos candidatos está en condiciones de recuperar la confianza. ¿Está el congreso elegido en condiciones de encauzar los cambios? Cambios que tienen dos vértices: por un lado, justicia e igualdad (lo colectivo); y, por otro, la individualidad traducida en libertad. Aquí hay una contradicción de fondo en la sociedad chilena. Este proceso recién se inicia y será más complejo de lo que se ha vivido hasta ahora.
Enfrentaremos en los próximos días un áspero escenario y, a su vez, polarizado. Los actores serán Cuba, Venezuela y Nicaragua ,y en el orden interno se acentuará el discurso del orden, la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico y frente al conflicto de la Araucanía será restablecer el orden perdido.
Boric tendrá un camino más empinado: deberá cambiar su relato, dejar el discurso de nicho y apuntar a un discurso con nombre y apellido, dejar el discurso de aula universitaria.
Una de las grandes falencias está dada en los sectores de izquierda y centro izquierda que no le hablan a un sujeto concreto que desea la solución concreta a problemas concretos. Kast copó la agenda con su discurso: «Voy a citar a un psicoanalista argentino, Jorge Alemán, quien dice que el avance de las derechas y las extremas derechas a nivel internacional no son ni siquiera los liderazgos, no son ni siquiera los partidos de extrema derecha, sino que son agendas comunicacionales que se instalan y crean climas de opinión, y en eso José Antonio Kast ha desplegado una performance importante, masificando el tema del orden, el narcoterrorismo y la inmigración, y eso ha copado la agenda y ha dejado sin capacidad de maniobra y discursiva a Gabriel Boric» (Análisis de Andrés Cabrera).
Por otra parte, el congreso elegido nos da cuenta de una sociedad que está divida en dos y con múltiples discursos de nicho, que tal como se ha comportado hasta ahora este tipo de escenario lo más seguro que se produzca un entrampamiento de la actividad política, sea cuál sea el presidente elegido, y la otra variable de esta ecuación es la asamblea constituyente que las hipótesis sobre las cuales trabajaba, se diluyen, y debe ahora buscar acuerdos que den cabida a una sociedad que aún no define su sentido estratégico. Ha ocurrido, en síntesis, que el diagnostico aparece errado, el relato también, los excesos pasaron la cuenta (mayo del 68 en “El capitalismo estaba en crisis terminal», dio origen a Pompidou; en España, con los indignados, dio origen a Rajoy) .
La derecha leyó mejor la coyuntura: habla de orden y recuperar la paz. Para que Boric sea una alternativa real debe, por ejemplo, mostrar una agenda de seguridad creíble y de control de la violencia urbana. Sin estos dos elementos, será cuesta arriba la elección, porque no hay en el caso de esta candidatura un bolsón de votos estratégicos a los cuales recurrir que está en el 50% que no vota. Para finalizar, en más de alguna columna lo comenté, es necesario leer lo que ocurrió entre los años 1923 y 1931 en Chile, así como en 1891 y en 1973, períodos de alto conflicto social. Los militares dentro del contexto latinoamericano se han hecho del poder, militares populistas tanto de derecha como de izquierda se han tomado el poder, siempre es bueno mirar la historia.
Hugo Cox es Dr. en Comunicaciones y autor de «Bitácora de la(s) crisis»