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Alejandro Guarello: “Si la nueva constitución la hacen los mismos, no se va a aprobar”

Por ElPensador.io.- El compositor Alejandro Guarello está convencido de que la elección de constituyentes es una oportunidad histórica que hay que aprovechar, porque de lo contrario toda la iniciativa de crear algo nuevo para el país no tendrá sentido y no prosperará.

Así lo afirma en conversación con ElPensador.io, explicando las razones por las cuales, después de una larga carrera artística, participa de la iniciativa que busca llevar a los creadores de Arte y Cultura a la Convención Constituyente.

“Era rockero y pasé a lo clásico”, dice Guarello describiendo su trayectoria. “Estudié composición en la Universidad de Chile. Me fui a Italia, dos años, y luego volví a Chile a un trabajo en la UC y fundé varias cosas: los Festivales de Música Contemporánea, la Revista Resonancia (que sigue existiendo), creé la carrera de Composición, fui director del instituto de Música de la UC. Me involucré en la defensa del derecho de autor, fui presidente de la SCD por siete años, justo en la época en que se peleaba (y se logró) el 20% de música chilena en las radios”.

– ¿Qué obra te define más?

No podría elegir una obra preferida. Sí marcó bastante el encargo del Arzobispado de Santiago para el simposio de Derechos Humanos, una cantata que se estrenó en 1978 en plena dictadura, de la cual se hizo un disco de manera clandestina. Se ha ido conociendo poco a poco esa obra. Se ha tocado mucho en Europa.

– ¿En qué minuto nace la inquietud ciudadana de intervenir en lo que está pasando?

Esto nació cuando me tocó ser presidente de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD). Ahí me di cuenta de que uno, con sus ideas y con voluntad, podría hacer muchas cosas, proponer muchas cosas y lograr que se hagan. Entre ellas, por ejemplo, logramos la feria Pulsar; y el mismo proyecto de Ley de Música chilena fue otro logro. Ahí tuve interacción con los políticos: lo que te ofrecen, lo que es falso, te retrasan, primero son partidarios, pero después de transforman en contrarios, en general por intereses personales. Me permitió darme cuenta de cómo funciona el sistema, y el sistema funciona mal. No es aceptable. Las cosas se hacen solamente por ganar territorio entre una ideología y otra, pero no en beneficio de las personas, de los ciudadanos. Si una facción proponer algo que es bueno, el otro se lo va a aportillar para que quede más o menos, para que no quede el otro como triunfador. Eso está inserto. Eso me dio mucha rabia en su momento, y entonces, a la primera oportunidad, cuando Silvio Caiozzi me llamó, yo dije, bueno, es una tarea que hay que intentar con voluntad y con corazón.

– ¿Por qué en este momento en particular?

Primero, la gente se olvida de la importancia que tiene una constitución. Es la base estructural de la vida, del cotidiano del país. Lamentablemente en Chile hubo una constitución bien lograda, del año 25, hasta que vino la tragedia de la dictadura y entre cuatro paredes inventaron una nueva constitución, pero fue cerrada y politizada, cargada a un lado. Entonces dejaron amarrado todo el sistema, pero lo hizo una parte del país. Ahora que se abrió esta posibilidad, lo lógico es que participen todas las ideas y creo que nosotros como creadores estamos mucho más compenetrados en la realidad despolitizada de la gente que los legisladores que están obnubilados entre su ideología y sus intereses personales. Todo eso hace que sea muy peligroso que esto quede en manos de ellos mismos. Creo que si esto es así, la eventual constitución es posible que ni siquiera se apruebe. Si la hacen los mismo, no se va a aprobar. Te lo aseguro. Como artistas tenemos una visión distinta. Uno no está ensimismado en su trabajo… estamos observando y adquirimos la naturaleza de lo que nos rodea.

– ¿Cuál es la importancia de la cultura en la formación de un país como el nuestro?

Es clave. La cultura es la base de la civilización. Por ejemplo, los griegos. No eran solo la literatura o la filosofía. Su herencia es filosófica, política y artística. Y esa cultura definió la cultura occidental. Chile tiene una carga polinacional que lo hace un país muy rico, pero que no tiene cultura, porque se la cercenaron. Chile era un país bastante cultivado, no solo en el conocimiento, sino en su proceder, en el respeto de las leyes, sus costumbres, había una convivencia bastante fluida. Hasta que la cuestión se polarizó y sucedió lo que todos sabemos. Esa condición que hubo en Chile, se puede recuperar si se reestructura y se repiensa en una nueva constitución, que tome muchas de las cosas de la del 25 en el sentido de la República, y que se proyecte para el futuro, porque una constitución no se hace para hoy ni para mañana, es para el futuro, para un largo plazo, y va construyendo poco a poco. No es que una vez que se aprobó, todo cambió. Si tú tienes cultura, interactúas con las leyes, con la economía.

– Cuando dices cultura… ¿qué es ser culto?

Ser culto es que tienes suficiente información para que puedas seguir construyendo a partir de tu propia inquietud, más información. Algunos deciden quedarse en la producción, por ejemplo agrícola, pero si tienen una base cultural en su educación, habilitas al ciudadano a saber escoger y discernir entre lo que vale la pena y no, las que convienen y las que no convienen. Ahí está la cultura. Cultura tiene que ver con cultivar, es un proceso que nace de una semilla, que hay que cuidar, proteger, todo eso es en la niñez. Ahí tienes personas cultas. Algunas se pueden dedicar al arte o la literatura. Pero un país culto es aquel que tiene una educación infantil fuerte, clara y bien hecha.

– Si hoy te dieran la oportunidad de establecer lo que para ti sería el principio más importante que debiera estar plasmado en la nueva constitución… ¿cuál sería?

Para mí incluye dos situaciones. La constitución garante, que garantice la igualdad y la calidad de la preparación de nuestros niños. Y la otra que quede garantizado el desarrollo de la cultura, no solo en la etapa inicial, sino que se sostenga hacia adelante. De manera que los niños después puedan aprovechar. Son dos cosas fundamentales que van engarzadas. El Estado en Chile se minimizó, poco menos que se eliminó. Debe ser un Estado que, en una nueva constitución, proteja, fomente y sostenga una cultura, que va desde el origen hacia adelante. La garantía del bien común, en base a la cultura, en la educación, en la salud y en la protección social, y luego la posibilidad del desarrollo posterior de la cultura, de manera que las personas puedan dedicarse a la cultura. Hoy día nadie se puede dedicar a la literatura o el arte, porque se muere de hambre. Tienes que dedicarse a las cosas que estén en el top del mercado. No puedes dedicarse a crear. Una cosa es garantizar la cultura y otra cosa es garantizar el ejercicio de la cultura.

– Hay segmentos políticos que tienen el discurso de priorizar la economía por encima de la cultura y el arte, sobre todo el época de crisis. ¿Qué les diría a quienes tienen esa concepción?

Primero, no hay que dejar que el mercado gobierne. Un manejo del Estado hacia sus ciudadanos, no puede regirse por el mercado. Tiene que buscar los medios de regular ese mercado, aprovechar lo que le interesa…