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La Historia de Todo

Por Roberto Fernández.- Esta epidemia nos ha obligado a una cotidianeidad forzada, inesperada y muy desigualmente compartida.

Permanentemente estamos recibiendo gran cantidad de información, mucha de ella irrelevante, confusa y contradictoria. Esto hace difícil lograr una visión objetiva y global delo que pasa.

Este artículo es una proposición a levantar la mirada y detenernos por un momento a reflexionar sobre un tema que trasciende la coyuntura. Preguntarnos cómo hemos llegado a ser lo que somos. Intentaremos la respuesta a través de una invitación a viajar, de ida y vuelta, en el tiempo y el espacio.

Nos remontaremos al origen de todo y regresaremos al presente deteniéndonos en los hitos esenciales de la evolución de la materia, la vida y la sociedad humana. Intentaremos explicarnos el presente y el rol que podemos jugar en la construcción del futuro. Somos observadores y creadores de nuestra realidad.

A través de las ideas, decisiones y acciones que realizamos transformamos permanentemente nuestro entorno personal y el mundo que nos rodea. Lo hacemos consciente inconscientemente, sin darnos cuenta muchas veces de las repercusiones en otros de nuestros actos.

Ampliar la visión de lo que existe debería resultar beneficioso para todos, en la medida que nos puede llevar a privilegiar el bien común sobre el particular.

Tomar conciencia

Desde nuestra individualidad, inteligencia y creatividad, podemos participar de manera activa en la construcción de un contexto más amable para la vida, si así nos lo proponemos. Tomar conciencia de que somos, literalmente, el producto y la conciencia de miles de millones de años de evolución, la avanzada que abre el camino a los que nos seguirán, debería llevarnos a ser más responsables con la continuidad del proceso.

Entregar lo que recibimos en mejores condiciones: hoy esto se transforma en un imperativo ético, dados los riesgos evidentes que como humanidad nos amenazan.

El cambio climático, la sobrepoblación, los desechos industriales, la desigualdad, los eventuales conflictos nucleares, entre otros, están allí para recordárnoslo. La alternativa de considerarnos partes de un todo que busca desarrollarse de manera armónica, es válida y viable.

Buena parte de lo que se afirmará son hipótesis, pero son las que generan los mayores consensos entre los especialistas. El conocimiento es una aventura en permanente cambio. No existen las verdades absolutas, estas son casi siempre transitorias, aunque muchas veces sirven de piso a nuevos descubrimientos.

Lo que hoy sabemos, seguramente, será modificado mañana.

Antes de iniciar el viaje hay que recalcar que este no pretende ser un artículo científico ni un análisis histórico. Se trata, como dijimos, del intento de sintetizar y dar una visión de conjunto de lo que conocemos de cómo llegamos a estar hoy aquí. Una especie de relato imaginado con base científica.

Bien, ahora a apretarse los cinturones que vamos a despegar. ¡Que el vuelo les sea grato!

I.- EL BIG BANG

Los motores de la mente y la imaginación son poderosísimos. En un instante hemos llegado al inicio de todo.

Según la teoría del Big Bang, hace unos 13.800 millones de años, un “punto” cuya densidad y temperatura eran inmensas, estalló, creando el tiempo, el espacio y la materia.

Qué, cómo y por qué explosionó nadie tiene la menor idea. Las pruebas que sustentan esta teoría no son muchas, pero contundentes. Entre otras:

  1. a) La expansión del universo: Hoy está probado que las galaxias se alejan unas de otras a una velocidad increíble.
  2. b) La radiación cósmica de fondo: Las partículas de luz de la explosión original, los botones, se encuentran por todas partes.
  3. c) La abundancia de elementos ligeros como el helio y el hidrógeno: Lo importante a señalar aquí es que la teoría del Big Bang no explica la creación del universo, en el sentido de que algo surja de la nada. Las leyes de la física que conocemos nacen después de producido el estallido, el llamado límite Plank (-10 elevado a 43 segundos).

Existen otras dos teorías que intentan explicar el origen del universo: la de la Inflación y la de las Cuerdas, ésta última con múltiples variantes. Lo interesante es que ambas consideran un multiverso y la existencia de 10 dimensiones.

El universo creado es inconcebiblemente grande. Sólo nuestra vía láctea, una galaxia mediana entre decenas de millones de otras, se estima tiene unos 250 mil millones de soles y estos, en su mayoría, al menos un planeta orbitándolos. La luz demora 100 mil años en cruzarla.

En el universo actual existe muy poca antimateria. Aunque no siempre fue así. Al momento del Big Bang, la cantidad de materia y antimateria era equivalente; pero había un problema: cuando se encontraban se aniquilaban mutuamente. Sin embargo, ocurrió algo fascinante. Por cada mil millones de partículas que se destruían, hubo 1 de materia que sobrevivió. Estas dieron origen a todo lo que existe.

Para unos, esta es la prueba de que la vida es producto del azar. Existía una posibilidad en mil millones que ocurriera. Para otros fue así porque estaba “previsto”. Era una necesidad.

A medida que la materia se fue expandiendo y enfriando, el universo fue creciendo en complejidad. En esto el rol de las fuerzas de la naturaleza, gravedad, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil fue fundamental. Ellas son el “pegamento” que une todo y que hacen que las cosas estén donde están.

A temperaturas enormes como las del Big Bang los acontecimientos se suceden a velocidades impensables. A 100 millones de grados y a una millonésima de segundo, a partir de tres quarks, las partículas más pequeñas que se conocen, se formaron los primeros protones y neutrones. Los siguieron los núcleos atómicos y un millón de años más tarde surgieron los primeros átomos de hidrógeno y helio. Transcurrieron otros 500 millones de años, antes que aparecieran las primeras galaxias y en ellas soles y planetas.

Las llamadas estrellas de primera generación no tenían minerales ni metales como para formar planetas. Eran gaseosas. Las de segunda generación sí los tienen. Estas fabrican elementos más complejos, como carbono, oxígeno, nitrógeno y todo lo que conocemos en la tabla periódica. Al final de sus vidas, al explotar, sus restos, por efecto de la gravedad, permiten la formación de planetas.

Ahora bien, aquí tenemos que recalcar los límites de lo que sabemos. Sólo conocemos el 4% de lo que constituye el universo. El 70% corresponde a la energía oscura y el 20% a la materia oscura. Nadie sabe delo que están constituidas. Al parecer no es de átomos.

II.- EL SISTEMA SOLAR Y EL COMIENZO DELA VIDA

Empezamos el viaje de vuelta hacia el presente y ahora nos detendremos en este rincón de la galaxia. Hace unos 4.500 millones de años, a partir de los restos de una supernova -una estrella que estalló al llegar al fin de su vida- se formó el Sistema Solar y la Tierra.

Durante los primeros 600 millones de años, esta última estuvo bombardeada en forma permanente por asteroides, meteoritos, cometas, rayos cósmicos, radiación ultravioleta y también fue afectada por una intensa actividad volcánica. Estas condiciones hicieron imposible el surgimiento de la vida, hasta que, hace unos 3.900 millones de años, aparecieron las bacterias, organismos unicelulares que representan el primer eslabón de la cadena que conduce a nosotros. La diferencia entre la materia inerte y la materia viva.

En nuestro planeta, la vida comenzó en el agua, posiblemente cerca de chimeneas termales en el fondo de los océanos. Esto debido a que el agua filtra los rayos ultravioletas que son muy perjudiciales para su desarrollo.

Las bacterias fueron la única forma de vida durante 2 mil millones de años. Estos organismos unicelulares tienen características muy particulares.

– Eran anaeróbicos. No necesitan oxígeno para desarrollar.

– Se reproducían por simple división o yemación.

– Todos eran idénticos a los originales.

El siguiente gran paso de la evolución fue la aparición de los organismos pluricelulares.

Sus características:

– Eran aeróbicos. Respiran oxígeno, lo que es energéticamente más eficiente para la vida.

– Se reproducían en forma sexuada.

– Todos eran diferentes a sus progenitores. Esto aseguró su sobrevivencia y su diversidad.

– Tienen la capacidad de realizar la fotosíntesis, o sea la capacidad de transformar el dióxido de carbono en oxígeno, condición indispensable para la formación de la atmósfera, la que, junto a la capa de ozono, permitieron el desarrollo de la vida.

El siguiente paso evolutivo esencial fue la aparición de la célula, estructura de complejísimo funcionamiento, que contiene codificadas las instrucciones para su operatividad u su reproducción a través de la herencia.

Así, las células constituyeron tejidos, los que formaron órganos, los que derivaron en aparatos, los que al final dieron origen a peces, insectos, animales… y a los seres humanos.

La evolución parece un hecho irrefutable. Lo que no es evidente es si las mutaciones se producen al azar o responde a una “programación” previamente establecida.

Todos los organismos vivos están constituidos en lo esencial por moléculas orgánicas. Átomos de carbono combinados con otros de oxígeno, hidrógeno y nitrógeno. Las posibilidades de combinación del carbono con los otros elementos existentes son mayores que la de todos entre sí. La química de la vida es la química del carbón.

En esta etapa del viaje podemos constatar que, en un proceso de alrededor de 4 mil millones de años, de la materia inerte surgió materia viva y ésta posteriormente adquirió conciencia con la aparición de seres humanos capaces de reflexionar al respecto.

El cómo y por qué de estos saltos evolutivos maravillosos es un gran misterio y seguramente lo seguirá siendo por mucho tiempo.

¿El proceso que dio origen a la vida es exclusivamente terrestre?

Lo más probable es que no, dada la inmensidad de planetas que existe en el universo.

Las últimas estimaciones de los especialistas señalan que solo en nuestra galaxia hay varios miles de millones de planetas que orbitan alrededor de sus soles a una distancia que les permitirían la existencia de agua, condición fundamental para la vida tal como la conocemos.

La teoría de la Panspermia postula que los elementos básicos de la vida pudieron haber llegado en los meteoritos que caen frecuentemente en nuestro planeta. Si las leyes de la física parecen ser universales, ¿por qué no los serían las de la biología?

III.- NUESTRO HOGAR

Ahora seguimos viajando hacia el presente y estamos llegando a un lugar conocido, nuestro planeta.

Ajustémonos el cinturón porque vamos a aterrizar.

La Tierra es un organismo en permanente cambio. Muchas veces desde su formación ha sufrido catástrofes globales que han extinguido buena parte de la vida existente en esos momentos. Se ha congelado, recalentado, ha sido golpeada por meteoritos y afectada por terremotos y maremotos devastadores. El nivel del mar ha aumentado y disminuido muchas veces. Grandes masas de hielo han avanzado y retrocedido recurrentemente durante las llamadas eras glaciales.

Asimismo, los cambios climáticos han sido frecuentes en su historia, algunos extremos.

Evidentemente la actividad humana ha acelerado y agravado el ciclo actual. Hoy estamos en una situación crítica.

En este difícil contexto se desarrolló la vida.

Hace unos 450 a 550 millones de años se produjo la llamada Explosión Cámbrica. La cantidad y diversidad de especies que vivían en el mar parece haber aumentado de manera muy significativa.

Anteriormente, los vegetales y plantas se habían extendido por fuerza por el planeta. Esto permitió que algunas especies que ya habían salido del mar y se habían adaptado a ese nuevo hábitat, se multiplicaran por todas partes.

Más cerca de nosotros, aproximadamente 65 millones de años, otro evento catastrófico marcó un hito en la evolución de la vida en el planeta. En el Golfo de México cayó un meteorito enorme el que, además de provocar una gran destrucción por la explosión y el cambio climático que ocasionó, significó un exterminio de lo vivo. Se estima que el 75% de las especies y plantas desaparecieron, incluyendo a los dinosaurios, que junto a los reptiles habían habitado la Tierra por cerca de 160 millones de años.

Sin embargo esta catástrofe significó una oportunidad para los mamíferos. Estos vivían en cuevas y habían aprendido a regular la temperatura de sus cuerpos. La evolución de un pequeño roedor sobreviviente de esa catástrofe, dio origen a la mayoría de las especies que hoy conocemos, incluidos nosotros.

IV.- NOSOTROS

La historia de la humanidad propiamente tal se remonta al surgimiento de los primates, alrededor de 50 millones de años atrás. La división entre éstos y los homínidos (orangutanes, chimpancés, bonabos y el ser humano), se produjo hace unos 7 millones de años.

Los primeros homínidos que derivarán en homo sapiens son los llamados australopitecus, que aparecen hace unos 4 millones de años. Éstos medían alrededor de 1.20 metros y pesaban cerca de 50 kilos. Tenían el cerebro relativamente más grande que los monos, se mantenían y caminaban erguidos. Además poseían un dedo pulgar más desarrollado, lo que les permitía manipular objetos, condición esencial para nuestra evolución como especie.

Hace unos 2 millones de años aparece Homo Habilis, el primero de la línea que llevará a nosotros. Tenía el cerebro más grande que los astralopitecus y fabricaba herramientas.

Después vendrá el Homo Erectus, una especie de hombre intermedio respecto del sapiens. Cazaba en grupos, fabricaba utensilios y utilizaba el fuego.

Más tarde, unos 300 mil años atrás, aparece el hombre de Neanderthal, el que poseía muchas de las características del hombre actual. Nosotros, los Homo Sapiens, hacemos entrada en la historia, sólo hace unos 250 mil años.

Muchas de las especies de primates, homínidos y hombres, coexistieron por largo tiempo. Otras se extinguieron.

Estudios genéticos recientes demuestran que nuestros antepasados directos aparecieron en África Central. Todos somos “Hijos” de una misma ”madre” africana, la llamada Eva negra.

La expansión del homo sapiens con el planeta se realizó a través de migraciones. Se estima que éstas comenzaron hace 65 mil años, de África hacia Asia y fueron consecuencia de cambios geológicos y climáticos importantes.

En el camino de nuestro devenir como especie, pasamos de la recolección y la caza a la agricultura y domesticación de animales. De pequeños grupos familiares a grandes cantidades de individuos viviendo juntos. Ese fue el comienzo de la sociedad urbana y de la civilización.

Al parecer se produjo en lugares y momentos diferentes y se fundó en un rasgo particular de nuestra especie, la capacidad de cooperar y empatizar con los otros. El lenguaje, la forja de metales, la escritura, el arte, las matemáticas, la filosofía, la imprenta, el crecimiento urbano, la tecnología y la ciencia, son parte de los hitos fundamentales de nuestra evolución en el tiempo.

Mirado en perspectiva, este desarrollo ha sido espectacular y actualmente es vertiginoso.

V.- PARADIGMAS

Como ven ya estamos de vuelta en el planeta. Hemos recorrido el largo camino que nos ha llevado a ser lo que somos. Pienso que podemos aprovechar el momento para echar un vistazo a la forma en que nos hemos imaginado la realidad.

Desde siempre los seres humanos hemos intentado comprender el mundo que nos rodea y encontrar sentido a nuestra existencia.

Hoy seguimos en lo mismo.

Lo importante es señalar aquí que siempre lo hacemos a través de constructos ideológicos que inventamos. Ficciones y lo único que las explican son el grado de consenso que generan.

En un principio, los seres humanos imaginaron que la tierra era el centro de un universo estático. Más tarde pensaron que el solera el centro de todo. Hoy sabemos que la Tierra es un pequeño planeta ubicado en una galaxia mediana llamada Vía Láctea. Una más entre decenas de miles de millones de otras. También sabemos que el universo es dinámico, el espacio flexible y el tiempo relativo.

Hechos inimaginables no hace mucho tiempo.

Más cerca nuestro el descubrimiento de los llamados extremófilos, organismos que viven en condiciones que se creían imposibles para la vida, nos ha obligado a ampliar la idea que nos hacíamos de ésta. Ello nos ha llevado a pensar que hay una alta probabilidad de que existan otros planetas.

Otro cambio radical en la percepción de la realidad ha venido de la mano de la física cuántica. Aquí tenemos que dejar la lógica en el velador. Las partículas elementales, que configuran toda la materia, operan de manera asombrosa. Se comportan, al mismo tiempo, como objetos y como ondas. Pueden estar en lugares diferentes al mismo tiempo, surgir de la nada, atravesar todo, reaccionar instantáneamente ante un estímulo externo, independiente de la distancia a que se encuentren; entre otras características.

En calidad de onda como lo vimos, una partícula puede estar en todos los lugares posibles al mismo tiempo. Al ser observada, fija su posición, colapsa (dicen los físicos) y puede ser medida (Principio de Incertidumbre de Heisenberg).

Al parecer, en su esencia, todo lo que existe se manifiesta en un número n de ondas que conviven en el espacio tiempo, hasta que una se convierte en real.

Llevado al plano del observador individual, esa será la realidad que vivirá. Hoy sólo se puede decir que estos fenómenos ocurren.

Lo importante que debemos recalcar es el vuelco que la física cuántica significó en la percepción del mundo. Destruyó las certezas que ofrecía la física clásica, mostrándonos un mundo de incertidumbres y probabilidades. Procesos irreversibles que definen un universo en permanente construcción.

Actualmente en física tenemos dos teorías. La de la Gravedad, para los fenómenos macros, es decir las leyes que explican el funcionamiento de planetas, soles, galaxias, cúmulus de galaxias; y la Mecánica Cuántica, que explica las leyes que gobiernan lo infinitamente pequeño. Ambas funcionan a la perfección.

Pero hay un problema, no coinciden entre sí.

El principal desafío para los físicos es encontrar la teoría que las unifique, la llamada Teoría del Todo. El que lo haga tiene asegurado el premio Nobel.

En lo macro, la Teoría del Caos muestra también un universo incierto y probabilístico. Una pequeña variación en las condiciones iniciales de un fenómeno complejo puede tener efectos considerables en el resultado final de dicho fenómeno.

O sea sólo se pueden determinar probabilidades de que algo ocurra. El mejor ejemplo es el clima.

En el campo de la biología, los últimos descubrimientos en genética demuestran que una de las claves en la evolución de los seres vivos es la cooperación y no la competencia entre individuos. Son los organismos con mayor capacidad de trabajar en forma conjunta los que tienen una probabilidad mayor de éxito evolutivo.

Investigaciones recientes demuestran además que los seres vivos no están determinados por sus genes.

Al parecer somos los seres humanos los que modificamos nuestros genes y lo hacemos a través de como percibimos el entorno con nuestras mentes. Nuestras limitaciones no vendrían de la genética sino de nuestras creencias. De ser así se nos abriría un mundo de posibilidades insospechadas.

Como hemos podido ver, los paradigmas cambian con el tiempo. Hoy el del libre mercado en lo económico y la democracia en lo político, comienza a mostrar signos de agotamiento.

La pandemia que vivimos profundiza las grietas.

¿Qué mundo veremos emerger al otro lado del túnel? Nadie lo sabe.

Como ven, ya estamos en la realidad del ahora, después de recorrer los hitos fundamentales de la historia de todo. Los desafíos a los que nos enfrentamos en el presente son enormes.

A los ya señalados al comienzo, se unen las consecuencias de los vertiginosos avances científicos y tecnológicos, los que están cambiando la sociedad a una velocidad tal, que nos cuesta mucho entenderlo.

La inteligencia artificial, la ingeniería genética, la robótica, el internet de las cosas, las tecnologías de la información, entre otros, están transformando el mundo tal como lo conocemos. Desgraciadamente a nivel de la toma de decisiones al más alto nivel en el planeta, hay muy poca reflexión al respecto.

Espero haber contribuido a la toma de conciencia de la necesidad de proteger y mejorar lo que como seres humanos hemos logrado.