Estados Unidos realizó una intervención en las negociaciones entre Chile y Perú y retrasó el acuerdo sobre Tacna y Arica tras la Guerra del Pacífico, señala una nueva entrega de las Curiosidades de la Historia.
Por Juan Medina Torres.- La acción mediadora de Estados Unidos en la Guerra del Pacífico a favor de Perú, está íntimamente ligada a la denominada Doctrina Monroe, base de la política norteamericana de control de América Latina.
El tema ha sido ampliamente investigado por diferentes historiadores, entre los cuales se encuentra Zvonimir Martinic Drpie, quien en su trabajo de investigación histórica, titulado: La intervención norteamericana en la guerra del Pacífico, nos relata cómo la guerra se trasladó desde los campos de batalla al plano diplomático y cuánto le costó a nuestro país hacer valer sus derechos.
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Todo comenzó con las “Conferencias de Arica” celebradas del 22 al 27 de octubre de 1880, a bordo de la corbeta norteaméricana “Lackwanna” en el puerto de Arica, donde se reunieron los plenipotenciarios de Chile, Perú y Bolivia en presencia de los ministros de Estados Unidos Osborn, Christiancy y Adams.
En la ocasión, Chile reclamó para sí los territorios ubicados al sur de la quebrada de Camarones, más una indemnización por los gastos de la guerra. Perú u Bolivia insistieron en el desalojo de los territorios ocupados.
Para ello, se basaban en las garantías que Estados Unidos había dado a ambos países, respecto a que el país del norte impondría el arbitraje si no se obtenían resultados concretos. Chile rechazó el arbitraje y el resultado de las conferencias fue un fracaso.
Seis meses después, el 4 de mayo de 1881, Isaac Christiancy, ministro plenipotenciario norteamericano en el Perú, confidencialmente le informó al Secretario de Estado norteamericano James Blaine, el riesgo que significaba el dominio chileno en Perú.
Christiancy, en su informe, agrega que el único medio eficaz para que los Estados Unidos dominen el comercio del Perú y eviten el predominio de Chile es intervenir activamente obligando a los contrincantes a un arreglo de paz en términos razonables, o gobernar el Perú por medio de un protectorado por diez años o de una anexión. Es evidente que esa proposición obedecía a intereses económicos.
Posteriormente, Estados Unidos nombró a Stephan Hurlbut como su ministro plenipotenciario en el Perú quien, luego de su nombramiento en 1881, anunció que su país no aceptaría la cesión de territorios exigida por Chile, actitud que demostraba una abierta intervención de Estados Unidos.
La actuación de Hurlbut y los problemas que creaba el gobierno provisional peruano encabezado por Francisco García Calderón, elegido el 12 de marzo de 1881, provocaron la decisión de Patricio Lynch de prohibir la existencia de cualquier gobierno en el área de la jurisdicción chilena y resolvió el 6 de octubre de 1881 apresar a García Calderón y a su ministro de Relaciones Exteriores José María Gálvez y deportarlos a Chile.
Conviene señalar que García Calderón, por medio de un protocolo formado el 20 de septiembre de 1881, había autorizado a Estados Unidos, la ocupación del puerto de Chimbote, con la posibilidad de transformarlo en una base naval norteamericana.
El arresto de García Calderón y su ministro de Relaciones Exteriores, provocó que el Secretario de Estado norteamericano James Gillespie Blaine, decidiera enviar a los países en conflicto una misión diplomática integrada por Williams H. Trescot y a su hijo Walter Blaine, con las siguientes instrucciones:
- Pedir el restablecimiento de García Calderón.
- Negarse a que Chile resolviese el conflicto por sí solo.
- No aceptar la anexión de Tarapacá por parte de Chile.
- Amparar el supuesto derecho de Jean Theophile Landreau, un ciudadano francés, quien afirmaba tener un contrato con el Perú para participar en la venta de guano durante la Guerra del Pacífico y reclamaba el pago de 300 millones de dólares.
- Obtener la cooperación de Argentina y Brasil para obligar a Chile a aceptar las condiciones que se le imponían.
Mientras los diplomáticos norteamericanos viajaban al Perú renunció a su cargo el Secretario de Estado norteamericano James Gillespie Blaine y en su reemplazo fue nombrado Frederick T. Frelinghuysen, quien modifico las instrucciones entregadas a Trescot y Blaine y reafirmaba, mediante un telegrama enviado a los dos emisarios, la decisión de Estados Unidos de no imponer nada al Perú y a Chile y reconoce que Chile y el Perú eran dos Repúblicas independientes a las cuales, dice el documento, el gobierno norteamericano no tiene derecho ni deseo de imponerse.
De este modo Williams H. Trescot y Walter Blaine, culminaron sus actividades diplomáticas con las «Conferencias de Viña del Mar», celebradas del 16 de enero al 11 de febrero de 1882, donde Chile propuso los puntos conforme a las cuales nuestro país celebraría la paz, entre las cuales destacan:
- Cesión a Chile de todos los territorios del Perú situados al sur de la Quebrada de Camarones.
- Ocupación de la región de Tacna y Arica por diez años, debiendo pagar el Perú veinte millones de pesos. Si el Perú, expirado este plazo no pagase a Chile los veinte millones de pesos, el territorio de Tacna y Arica quedará ipso-facto incorporado a los territorios de la República de Chile.
- El Perú podrá fijar en el Tratado de paz un plazo mayor de diez años, conforme a la misma base anterior.
- Si Arica volviese al dominio del Perú permanecerá desartillado para siempre.
- Chile ocupará las Islas de Lobos mientras hubiese guanos en ellas y tanto el producido líquido de esos guanos como el de las covaderas conocidas y en explotación de Tarapacá se dividirá por mitad entre Chile y los acreedores del Perú».
La fórmula propuesta en Viña del Mar no fue aceptada por la Secretaría de Estado norteamericana y Trescot propuso a título personal al Ministro José Manuel Balmaceda, que el territorio de Tacna y Arica fuese comprado por 6 u 8 millones de pesos.
Nuestro país aceptó la propuesta, pero como faltaba el parecer de las autoridades peruanas, Balmaceda le sugirió a Trescot que se trasladase a Perú, para llevar a buen fin su misión.
El 29 de marzo de 1882 Trescot llegó a Lima siendo recibido por el Almirante Lynch.
La misión de Trescot en Lima finalizó con la reunión con el Presidente provisorio del Perú, Lizardo Montero Flores, en Huaraz. En la entrevista Trescot informó a Montero lo tratado en Lima. Montero se negó a vender Tacna y Arica y aceptó la cesión de Tarapacá.
Finalizada su gestión, Trescot regresó a Estados Unidos, presentando a su Gobierno un informe sobre la tarea diplomática encomendada y deplorando que su país se hubiese mezclado en el conflicto, pues con ello, había dilatado la firma de la paz entre los beligerantes.