Que el envejecimiento en Chile deje de ser algo pendiente y pase a convertirse en prioridad a partir de una comunidad deliberante, plantea el sociólogo Bran Montiel.
Por Bran Montiel.- En el marco de los avances actuales en políticas de inclusión, valoración y acompañamiento a la población más adulta en Chile, se percibe a las personas mayores como una capa social de interés para hablar de participación, salud, seguridad, memoria, tradiciones y nostalgias propias de épocas que al juicio de muchos expertos en temas de historia, no volverán, y con la muerte de cada una de nuestras personas mayores se va perdiendo un fragmento de la historia reciente que nos constituye a todos y todas.
Es relevante destacar que, al parecer en los tiempos actuales, la vida de las personas longevas, a nivel global, ha ido cambiando y quizá perdiendo un significado relevante para los procesos históricos.
En el caso de Chile, indistintamente del gobierno de turno, el envejecimiento es un tema pendiente y más aún cuando sigue creciendo, según los primeros resultados del CENSO 2024.
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El censo revela, por ejemplo, que por cada 100 personas, hay alrededor de 79 personas de 60 años y más (INE, 2025). Por ello, se hace necesario volver a la reflexión del envejecimiento y su desprotección, lo que salta ante la mirada pública y la observación analítica, aunque por lo demás, no requiere de grandes especialistas para ser problematizado.
En un escenario social como chileno, donde el envejecimiento va creciendo y mostrando distintas violencias hacia este cuerpo social, podríamos ver algunas luces de la desprotección y la falta de problematización respecto a la violencia que personas mayores han sido objeto en las últimas semanas, incluso en casos donde han llegado a perder su vida, sin citar las deudas en salud y la poca inversión económica.
Más complejo se torna el pensar los problemas propios del envejecer, cuando asistimos a una permanente desinformación y criminalización de unos y otras indistintamente su relación problemática con los aspectos estructurales pendientes que aquejan el envejecimiento.
Envejecer en Chile es por lo demás, ser parte de una capa importante y decisiva de la sociedad chilena. Un actor que crece invisiblemente ante la lente de los gobiernos, mientras que se convierte en objeto de violencias cada vez más agudizadas.
En lo actual, el gobierno y particularmente el Ministerio de Desarrollo Social y Familiar no alcanza para desarrollar un proceso de redefinición de las políticas que atiendan la desigualdad en el trato, su protección, el acceso a los servicios y en definitiva a una vida digna y de calidad.
Sin bajar la mirada a la compleja condición de las Personas Mayores en Chile, se debe atender de modo urgente con un mecanismo participativo, con inversión Estatal en el ámbito de seguridad, salud, acceso y educación ciudadana sin uso de la victimización, si con valoración de la vida humana y con un enfoque de derechos humanos.
La ruta -una ruta conocida- será entonces, la construcción de un horizonte común y posible para poner al centro del proceso político y de las discusiones a las propias personas mayores. Para que el envejecimiento en Chile deje de ser algo pendiente, para convertirse en prioridad a partir de una comunidad deliberante que hace suya la forma en que se toman las decisiones, pero teniendo especial cautela con los procesos consultivos o de falsa participación, para adentrarse en democracias participativas donde impere categóricamente la centralidad de las experiencias de quien, en su calidad de persona, le es común todo lo que está dentro del envejecimiento en Chile.
Bran Montiel es Sociólogo de la Universidad de Chile y © Doctorado en Filosofía mención Estética y Teoría del Arte