ElPensador.io.- Hacia el año 2020, un científico chino deserta y escapa hacia los Estados Unidos, llevando información sobre “la más importante y peligrosa arma biológica en una década. Lo llamaban ‘Wuhan-400’ porque se desarrolló en sus laboratorios en las afueras de la ciudad de Wuhan”.
Esto no fue escrito ahora, sino en 1991. Se trata de un fragmento de la novela “Los ojos de la oscuridad” de Dean Koontz, un autor de novelas de misterio y thrillers de ciencia ficción.
El libro describe cómo “alrededor del año 2020 una severa enfermedad de tipo neumonía se esparcirá por el globo, atacando los pulmones y las vías bronquiales y resistiendo todos los tratamientos conocidos”.
El vaticinio continúa: “Casi tan sorprendente como la enfermedad misma será el hecho de que se desvanecerá repentinamente, tan rápidamente como llegó, y luego atacará de nuevo diez años después, para desaparecer completamente”.
“Wuhan-400 es un arma perfecta. Afecta sólo a los seres humanos. Ninguna otra criatura viviente puede portarla. Y, como la sífilis, Wuhan-400 no puede sobrevivir fuera del cuerpo humano por más de un minuto, lo que significa que no puede contaminar permanentemente objetos o lugares de la manera en que el anthrax u otros organismos virales lo hacen”, explica la novela.
El autor, Dean Koontz, ha vendido más de 50 millones de copias de sus libros, uno de los cuales llegó al cine (“Phantoms”). Ahora, parece que pasará a la categoría de oráculo para los lectores de ciencia ficción.
Lo cierto es que la alerta por el coronavirus pone sobre el tapete este extraño vaticinio sobre un virus con origen en Wuhan, mientras en la vida real la enfermedad ya supera los 79.300 infectados y ya ha cobrado la vida de 2.619 personas en todo el mundo (una tasa de mortalidad del 3,1%).