Por Hugo Cox.- La política hoy en día desarrolla una serie de actos y gestos que son parte de una escenografía bien desarrollada.
Hay una arquitectura bien pensada detrás de cualquier acto, como por ejemplo un despliegue de guardaespaldas; o cuando en la Bolsa un empresario o un político toca la campana; o cuando un político se acerca a consolar a una víctima; un funeral o la caída de una estatua; o el mostrar una simple escalera en un juzgado.
Todos estos, más otros actos, son parte de una escenografía habitual en la política, y es parte del poder; todo esto trasmite un marco ideológico.
Ver también: Ética: política, lo político y los políticos
Para Adela Cortina, la ética y la estética son elementos fundamentales en la política. La belleza moral y la ética política deben combinarse para crear un entorno político y social que promueva la dignidad humana, la justicia y el bienestar para todos los ciudadanos.
Poder y estética en Foucault
Foucault planteó una perspectiva distinta a la ética tradicional, que se centraba en la obediencia a principios universales: se interesó por el estudio de las prácticas y técnicas de sí mismo, a través de las cuales los individuos se constituyen como sujetos éticos en relación con ellos mismos y con los demás.
Para Foucault, la ética no se basa en un conjunto fijo de reglas morales, sino en la reflexión y la acción constante sobre sí mismo y en la transformación de la propia vida. En cuanto a la estética, exploró cómo las prácticas culturales y las formas de representación contribuyen a la configuración de las identidades y a la producción de conocimiento en una determinada época.
Para él, el arte y la estética no se limitan a la producción de objetos estéticos, sino que están profundamente entrelazados con las relaciones de poder y las estructuras sociales. Foucault analizó cómo las instituciones y las prácticas discursivas influyen en la construcción de los cánones estéticos y en la conformación de nuestras experiencias sensibles.
En lo político cuestionó las formas tradicionales de entender el poder y propuso una concepción más descentralizada y dispersa.
Estética de la política en Umberto Eco
Por otra parte Umberto Eco analizó la relación entre el poder y la comunicación en su obra «La estructura ausente» (1968), donde examinó cómo los medios de comunicación pueden influir en la formación de la opinión pública y en la manipulación política.
En su libro “El nombre de la Rosa”, Eco explora y cuestiona sobre la religión, el conocimiento y la verdad y la relación entre estos conceptos.
La ética, la política y la estética están interconectadas en la vida humana y en la sociedad. La ética proporciona principios y valores que pueden guiar la acción política, mientras que la política tiene implicaciones éticas en términos de justicia y bienestar.
La estética, por su parte, puede influir en la comprensión ética y en las decisiones políticas, ya sea a través del arte, la experiencia estética o la valoración de la belleza en el entorno. Comprender estas interrelaciones nos permite reflexionar de manera más completa sobre nuestras acciones y decisiones en la vida individual y colectiva.
La ética se ocupa de los principios y normas morales que guían la conducta humana, explorando cómo debemos comportarnos y tomar decisiones éticas en relación con nosotros mismos y con los demás. La política, por su parte, se ocupa de la organización y el ejercicio del poder en la sociedad, así como de la toma de decisiones colectivas que afectan a la comunidad. La estética se centra en la apreciación y el estudio de la belleza, el arte y la experiencia estética.
Ética y estética en las decisiones
En términos de la relación entre ética y política, existe una conexión intrínseca, ya que las decisiones políticas tienen implicaciones éticas. Las decisiones políticas pueden afectar el bienestar de las personas, los derechos y la justicia.
La ética proporciona principios y valores fundamentales que pueden guiar la acción política y la toma de decisiones, como la justicia, la igualdad, el respeto por la autonomía y el bienestar común. Los sistemas políticos y las políticas públicas deben ser evaluados éticamente para garantizar que promuevan el bienestar y la justicia social.
Por otro lado, la estética también puede tener una influencia en la ética y la política. La experiencia estética puede despertar emociones, empatía y sensibilidades que pueden afectar nuestra comprensión ética del mundo y nuestras acciones políticas.
El arte, por ejemplo, puede ser una herramienta poderosa para transmitir mensajes políticos y sociales, cuestionar las normas establecidas y generar conciencia sobre problemas éticos y políticos. La estética también puede influir en cómo percibimos y valoramos la belleza en el entorno natural y construido, y esto puede tener implicaciones éticas en términos de la conservación del medio ambiente, la planificación urbana y la responsabilidad estética.
Lo anteriormente desarrollado permite en alguna medida explicar, desde otra perspectiva, lo que ocurre en Chile, en que lamentablemente se ha perdido la capacidad de enfrentar nuestras responsabilidades, sosteniendo que siempre que la culpa es del otro.
La moderación se ha perdido, como así también la urbanidad en los comportamientos habituales, la falta de respeto a las maneras y al estilo, y las formas irregulares son hoy en día formas de comportamiento. Los planteamientos muchas veces son solo cuñas o frases hechas, destinadas a unos sectores que son a quienes dicen representar.
Este ambiente, ayudado por una información desplegada en los medios de comunicación, no hace más que crear tontos polarizados.