Hugo Cox analiza qué sector tiene la mejor capacidad para conducir al país por las crisis múltiples que enfrenta. No es la derecha y, ciertamente, tampoco el Frente Amplio, plantea el columnista.
Por Hugo Cox.- Han pasado varios días desde que se celebró el plebiscito en el que se rechazó la propuesta de un nuevo texto de constitución política. Así, el momento constitucional se termina, dando paso a la política concreta, a tratar de resolver los nudos por los que atraviesa el país.
El actual gobierno debe enfrentar seis crisis que están en pleno desarrollo:
1.- La economía: con alto desempleo, baja creación de este último, bajos ingresos y una inflación que aún no cae, además de un crecimiento igual a cero.
2.- Salud: El sistema público no logra entregar una atención clara y oportuna, largas listas de espera y un conflicto con las aseguradoras de salud que atiende a un 30% de la población aproximadamente.
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3.- Educación: altos grados de deserción en el sistema en todos sus niveles e implementación deficiente de los sistemas de educación local. Cabe recordar que el Frente Amplio irrumpe en la política con el tema de educación de calidad y gratuita como bandera de lucha, pero pareciera ser que era sólo un eslogan ya que cuando llegan al gobierno no han caminado en la dirección de la frase “Educación de calidad”.
4.- Crisis del sistema político que no está dando respuesta a las urgencias, provocando una desafección con la política y desconfianza en las instituciones, exacerbada con la corrupción.
5.- Seguridad: La ciudadanía ve con alarma la violencia presente en las calles, actuación del crimen organizado (que socava y destruye la democracia), los robos, los crímenes y un largo etc., sin contar la corrupción en el sistema municipal y algunos servicios públicos,
6.- Inmigración, que se ha descontrolado.
Estos conflictos no son nuevos, viene desde varios años, pero es a este gobierno que hoy le toca enfrentar y que llega al poder con la máxima que ellos podían solucionar y enfrentar en mejores condiciones. A ellos los eligieron para solucionarlos.
Pero la duda surge en una situación de balcanización de la política y a su vez la bunkerización de la política, existiendo un deterioro en las relaciones políticas, en que las urgencias urgen a un acuerdo en que ambos sectores debe ceder en sus posiciones. La urgencia no admite líneas rojas.
Pero tenemos que tanto en la derecha como en el Frente Amplio deben reconocer que son ellos los que deben solucionar primero sus conflictos internos.
En la derecha, después del plebiscito Chile Vamos vuelva a tomar la hegemonía del sector, dejando atrás al Partido Republicano.
En la otra vereda, el Frente Amplio tiene problemas de origen, y debe asumir que el diagnóstico que ellos tenían no era el correcto. El intelectual Carlos Peña, en una entrevista, “plantea que en el Frente Amplio existen sectores con mucha superficialidad intelectual y con visiones de brocha gorda de la realidad”.
Estas debilidades entorpecen cualquier conversación con el otro, y cualquier fortalecimiento requiere que las fuerzas representadas en el parlamento con vocación de gobierno, practiquen la tolerancia y contención mutua y eviten un clima de polarización.
Es en el Parlamento donde la conversación, el diálogo y, finalmente, la palabra, deben predominar para una deliberación en busca de acuerdos. No sólo por un imperativo institucional, sino que por respeto a la ciudadanía.
En este contexto, debe ser el socialismo democrático el que lleve la iniciativa, retomar los avances incrementales que permitan a la sociedad avanzar a distintos estadios de mejoría en sus distintos niveles.
La experiencia histórica lo demuestra, retomar la senda de crecimiento con equidad, superar las distintas contradicciones que hay en el seno de la sociedad. Es en el seno del socialismo democrático que hay cuadros diligénciales con capacidad de gestión.