Por Anatayel Montejano y Carlos Cantero.- La incompatibilidad entre la fe católica y el pensamiento masónico es de toda evidencia en el ámbito de las ideas. La Masonería pone el énfasis en la razón y la búsqueda individual de la verdad, sin exclusiones ni límites al pensamiento humano; y la Iglesia Católica pone énfasis en la fe y la revelación divina.
Lo inaceptable es que una parte sienta tener primacía. Estas diferencias no legitiman ni justifican el proselitismo coercitivo, la discriminación, apremios y persecuciones, por motivos religiosos o de consciencia. Es repudiable el sentido autocrático de quienes se asumen “Soberanos”, que son o están por sobre las demás expresiones espirituales. La fe católica es una corriente más, entre una serie de corrientes y cursos que drenan hacia el gran océano que es la espiritualidad.
La fe católica se funda en la creencia en la verdad de revelación divina, tiene un enfoque Teísta, es decir, de un Dios que es creador y gobernante del mundo, un ser personal y providente del universo, omnipotente, omnisciente, omnipresente y omnibenevolente. Trasciende el mundo, pero también interviene en él de forma milagrosa.
En cambio, la Masonería no cree en la revelación divina ni la primacía de una fe. Piensa que la verdad se alcanza por la razón, las experiencias y la observación del gran libro que es la naturaleza. Es un enfoque deísta, no tiene una definición dogmática de Dios, reconoce a un ser supremo, o energía primera, creadora del universo, que no gobierna. Respeta la libertad de consciencia, la espiritualidad y concepción de Dios que prefieran sus miembros de acuerdo a su libre albedrio, con globalidad, diversidad y pluralismo.
En relación con los juicios del Monseñor Antonio Stagliano
Por cierto, no se aprecia disposición de respeto, tolerancia y reconocimiento a la diversidad y el pluralismo hacia otras formas de espiritualidad, distintas a la fe Católica. No le reconocemos autoridad frente a nuestra espiritualidad. Aunque si recordamos que en otros tiempos personas como él hicieron las mismas acusaciones, a personas como Giordano Bruno, quien fue asesinado quemándolo vivo, por sus ideas y pensamientos, a duras penas se salvó de ese mismo destino el gran Galileo Galilei, a quien hicieron adjurar de sus creencias públicamente, para 500 años después reconocer tamaño error, horror y crimen.
El señor Stagliano señala que: «La masonería es una herejía que se alinea fundamentalmente con la herejía arriana«. Lo que definió el Concilio de Nicea (año 325) sobre Jesús, que es engendrado y no creado, Dios de Dios, Luz de Luz, es un tema que se impone para los católicos. Pero, con que autoridad se pretende imponerlo al resto de la humanidad, religiones y opciones espirituales.
También critica nuestro concepto del Gran Arquitecto del Universo, que para los Masones es una fórmula para dar cabida a las distintas concepciones de Dios. Argumenta que la idea del “Arquitecto del Universo” o del gran “Relojero” son incompatible con la creencia católica de Dios. Su argumento es “que esas ideas son fruto del razonamiento humano que trata de imaginar un Dios”. En tanto que, el Dios de los católicos “es fruto de la misma Revelación de Dios en Cristo Jesús”. Le doy toda la razón. Unos creen en verdades reveladas y otros piensan y reflexionan al respecto.
Como afirma el señor Stagliano, por supuesto que, en el concepto de fraternidad, “estamos a distancias siderales”. Eso es obvio, esta acreditado históricamente. Los Masones no condenamos, ni torturamos, ni excomulgamos, no declaramos en pecado, no encarcelamos, ni quemamos a nadie por sus creencias. Usted señala que en el concepto de fraternidad de la Iglesia católica y la masonería están a años luz, de eso no cabe duda, usted mismo argumenta: «Nuestra fraternidad se establece sobre el sacramento del amor de Dios en Jesús”. En cambio, la Masonería funda la fraternidad en el amor a la humanidad, en el sentimiento de Hermandad, como hijos del mismo Dios.
Usted también distingue el concepto de la caridad cristiana señalando que «no tiene nada que ver con la filantropía masónica”, eso es muy cierto. La caridad en la que creemos es la que se hace desde el amor responsable, en la que cada cual responde con su consciencia de sus aciertos y sus errores y no hay acto redentor que libere de la responsabilidad propia y consciente. Ni se compra perdón, ni indulgencia, ni con bienes, dinero ni oro.
Aprovechamos de señalar que la idea de un sacrificio redentor, es decir, de quien se sacrifica por la humanidad, para pagar por los pecados del mundo, incluso que quienes no han nacido, no resulta aceptable a quienes creemos que cada cual es responsable de sus actos.
A propósito de las tramas de poder a las que hace referencia Monseñor Stagliano”, en su entorno hay mucha experiencia y conocimiento al respecto, por las múltiples muestras en más de 2 mil años de historia. Sin duda ambas expresiones de espiritualidad tienen profundas diferencias.
Sobre su referencia a la sabiduría esotérica, para la Masonería esta tiene acumulada sabiduría humana desde las primigenias expresiones de racionalismo y espiritualidad, que exaltan la gnosis espiritual por sobre tradiciones ortodoxas.
Esa sabiduría esotérica es la que guarda el libro sagrado que es la naturaleza, al que intentamos leer permanentemente, desde distintas formas de pensamiento y prácticas espirituales. Desconfiamos de quienes pretenden alzarse como iniciados elegidos, con primacía exclusiva para el acceso a verdades reveladas, que todos debemos acatar sin cuestionamiento. Ese sentido de uno, único, o comunidad elegida, lo entendemos como la Unicidad, en la que: Todos somos uno y uno somos todos.
Alzarse con la primacía para condenar, discriminar, declarar pecadores, a quienes piensa distinto o no asumen vuestras creencias señor Stagliano, es un acto abusivo, impropio de estos tiempos. Desconfiamos de todo dogmatismo, de toda intolerancia sectaria, que cree en un sentido propietario de la verdad, más aún con los precedentes de sacrificio in-humano a quienes promovieron verdades, que hoy se imponen en el mundo.
La igualdad de derechos de todas las personas, el respeto por las ideas ajena, creencias, prácticas religiosas y espirituales, son principios fundamental para la sana convivencia. En relación a su referencia a lo que ocurre el la Iglesia de Filipinas, pensamos que la disminución de creyentes católicos y el aumento de Masones en ese lugar es expresión significativa de la tensión entre fe y racionalidad, entre el incremento del materialismo y el debilitamiento de la espiritualidad, asuntos que nos son de común interés.
Siempre es deseable el diálogo respetuoso, fraterno, promoviendo la mutua comprensión, colaborando en la preservación de los principios y valores del Humanismo, en busca de la paz y un mundo mejor, con respeto y tolerancia.
Debemos reconocer la diversidad como una riqueza que exige pluralismo. Hacemos un llamado fraternal para que dejen de hacer condenas y prohibiciones que atentan contra los Derechos Humanos: la libertad de credo, de consciencia, de pensamiento, de asociación, etc.
Les llamamos a encontrar y fortalecer los valores comunes. ¡Que así sea!
Anatayel Montejano es Presidente (México) y Carlos Cantero, Consejero (Chile) del Centro de Estudios Masónicos Internacionales
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