Foto: Mr.TimMD, Flickr National Portrait Gallery Through Glasses
Por Hugo Cox.- Existen momentos para el dolor, para la alegría, para el enojo, para reflexionar, para jugar y un largo etc. La vida está construida de momentos que van encaminando el rumbo.
La historia de las sociedades es el reflejo de ese caminar. También hay momentos para la guerra, para la paz, para reflexionar, para construir caminos de progreso, y otro largo etc. Pero tanto en lo personal como en las sociedades se necesita del otro para avanzar, se necesita para superar los momentos del concurso de otros.
Jürgen Habermas, por ejemplo, a raíz de la situación europea, sostiene la idea de “la incompresible miopía de la política de Europa”. Es una idea que se puede rescatar a raíz de la conmoción de del viejo continente al ser abandonado por Trump.
Ver también:
Las emociones y el nihilismo en el discurso Woke
Marx y la farsa de una historia que quiere repetirse
Frente a un fenómeno como ese, Europa justifica el fortalecimiento de la fuerza militar como una necesidad para avanzar en la integración continental y superar el momento complejo, pero en el camino se pone en riesgo la democracia.
Llevando esta miopía a la política chilena, también estamos frente aun fenómeno complejo. No se ve, en el horizonte cercano, alguna capacidad para mejorar la democracia. La reforma al sistema electoral para evitar la proliferación de partidos políticos o candidatos a Presidente es un ejemplo. La democracia siempre requiere de acuerdos.
El progreso de un país no puede depender de la destrucción, pero sí puede sostenerse de los acuerdos sobre un proyecto nacional al que concurran todas las fuerzas políticas cuyo valor sea la democracia.
La «miopía política» en Chile se ve en la tendencia de algunos actores políticos a enfocarse en soluciones a corto plazo y beneficios inmediatos, descuidando las consecuencias a largo plazo y las necesidades estructurales del país. Esta visión limitada puede manifestarse de diversas formas:
Las consecuencias de la miopía política en términos generales son:
Superar la miopía política requiere caminos múltiples, ninguno de ellos fáciles.
En resumen, superar la miopía política requiere un cambio cultural y político que priorice el bienestar a largo plazo del país por encima de los intereses particulares y las ganancias a corto plazo.
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