Opinión

La obediencia como síntoma y sus posibles consecuencias

Las relaciones humanas se analizan desde distintos enfoques que buscan dar un voto de certeza a nuestro comportamiento. Puede  la obediencia ser parte fundamental de ellas. Pero ¿qué entendemos por esto? El psicoanalista ácrata Alan Ferguz, nos da una idea de lo anterior y hace un llamado  a cuestionar, con el fin de poder colocar en balanza otros conceptos claves para el entendimiento entre las personas.

Por Alan Ferguz – La obediencia, muchas veces aparece en el campo de lo simbólico, en palabras más sencillas, es decir, desde una perspectiva psicoanalítica, desde el campo del lenguaje.

 En muchos hogares, suele aparecer la obediencia como acción adoptada por algún integrante, cuando surge la demanda por parte del otro, sin embargo, alienarse o someterse a la utilización de esta forma de satisfacción de una demanda suele no aportar de manera práctica, concreta y adecuada, dado que, obedecer es al acto más inmediato y que no reviste ningún tipo de análisis al momento de intentar satisfacer el deseo que se manifiesta.

En ese sentido, el psicoanálisis ante la ansiedad que resulta hacerse cargo de una demanda, plantea más que obedecer, detectar los significantes, es decir lo que en realidad plantea el sujeto demandante al momento de verbalizar su requerimiento y no lo que se oye solamente en el acto de habla.

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La demanda, en una relación amorosa e íntima, como tipo de vínculo que surge al interior de los hogares, es donde más comúnmente se puede observar la aceleración del síntoma ansioso, porque el sujeto demandado deseará lo más rápido posible satisfacerla, cayendo en el error más común de nuestros tiempos, generar una respuesta rápida a un deseo que ya mencionaba antes, nunca es superficial, sino que trae consigo historicidad, necesidades o muchas veces, razones no dichas, por lo tanto para conocerlas se vuelve necesaria una conversación incómoda y sincera, porque lo más probable es que lo que “no se dice” incurren en particularidades inapropiadas para su súper yo, es decir, palabras y frases que se ubican fuera de su campo ético. 

De ese modo, las relaciones íntimas y amorosas, no se diferencian mucho de la relación que existe entre sujeto y Estado socio-político, ya que al igual que en una relación entre sujetos existe la obediencia, el sujeto para lo que conocemos como sociedad y Estado socio-político también se somete a través de la obediencia a lo escrito, a la ley, a una constitución o a lo que se le impone desde la clase política.

Algo importante para entender lo que se plantea, es considerar al sujeto como parte de un Estado y no que el Estado es un ente autónomo apartado de los sujetos, ya que es a través de los sujetos que esta institucionalidad denominada Estado se funda y crea, ya que si fuera de manera inversa, este sencillamente no existiría por no mantener miembros.

Por lo tanto, obedecer sin transitar por un análisis y en el esfuerzo por detectar los significantes que en las demandas se plantean por parte de los sujetos utilizando como instrumento el Estado, sólo dará como resultado una ansiedad generalizada para quienes conecten con la demanda, apareciendo rasgos sociales muy similares a una posible revuelta o estallido social, haciendo falta para el detonante, solamente unificar en un mismo significante diversas demandas que nuevamente están apareciendo en los medios de comunicación. 

Finalmente, hago un llamado a cuestionar e intentar satisfacer la demanda de manera adecuada, en cualquier tipo de relación con un otro, a que dejemos de lado la obediencia y nos esforcemos por detectar los significantes que la demanda lleva consigo.

Esto, con el objetivo final por evitar la ansiedad generalizada que pudiese surgir de insistir con la metodología neoliberal que actúa basada en la inmediatez y la carencia de análisis, dado que no se preocupa por las razones sociales más profundas, sino que busca en todo momento que el sujeto se adapte constantemente, funcione en un sistema voraz y no tenga tiempo para pensar, en pos de la generación de capital a destajo, que cada día trae más muertes y enfermedades asociadas a ese ritmo y estilo de vida.

 

Cristóbal Cox

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