Por Silvio Caiozzi.- El paisaje se oscurece y la densa niebla nos ha escondido a ese amigo chilote excepcional.
También llueven lágrimas en los rincones del país donde más de alguien lo conoció y donde más de alguien sintió su afecto, su entrega y su apoyo fuera de todo interés.
Somos muchos los corazones entristecidos que no podremos volver a participar de la amenas y profundas charlas de Renato Cárdenas.
Ya no se escuchará su voz junto al murmullo de la lluvia deslumbrándonos con su apasionado relato de infinitas emociones y análisis de su tan amado mundo… al fin del mundo y al principio del mundo.
La brillantez de su lucidez investigativa nos llenaba de soles que han sido apagados por esa lluvia de lágrimas. Pero han quedado sus obras repletas de pasión y sabiduría por la cultura chilota, por su «Comarca Encantada» que tanto amaba.
Con el fin de la lluvia surge el silencio…y comienza entonces una lluvia de felices recuerdos en quienes tuvimos la dicha de conocer a don Renato Cárdenas; ese gran chilote, amigo y artista que ha pasado a la historia cultural imborrable de nuestro país.