Por Juan Medina Torres.- Los resultados del Índice Anual de la Fundación Paz Ciudadana 2022, dan cuenta de que el temor a ser víctima de un hecho delictual subió un 7,6 por ciento con respecto al año pasado, quedando en un 28 por ciento a nivel nacional. La cifra es la más alta de los últimos 22 años.
La reacción de la ciudanía ante el aumento del temor se grafica en que un 59% de los encuestados declara haber reforzado la seguridad de su casa; un 71%, que ha dejado de salir a ciertas horas; y un 75%, que ha dejado de ir a ciertos lugares para prevenir ser víctima de la delincuencia.
Dichas acciones, indudablemente, restringen las libertades individuales y las posibilidades de usar los espacios públicos.
El otro dato importante indica que el 32,7% de los hogares reportó que alguno de sus miembros fue víctima de robo o intento de robo en los últimos 6 meses. Este valor es el tercero más bajo de los últimos 20 años.
También se observó, según el Índice, que aumentó la confianza de la población hacia Carabineros y la PDI por su labor en materia de seguridad pública.
En resumen, existe un aumento del temor a ser víctima de un hecho delictual mientras hay una baja de los hogares que reportan que alguno de sus miembros fue víctima de robo o intento de robo en los últimos seis meses.
De lo anterior se deduce que el aumento del temor a ser víctima de un hecho delictual ocupa la agenda pública.
Cómo influyen los medios de comunicación en la percepción de inseguridad
Para diversos investigadores, los medios de comunicación tienen un importante papel en la construcción de la realidad y en la percepción que los ciudadanos se generan de los diversos temas que componen dicha realidad.
La violencia y los hechos vinculados a los delitos no son ajenos a la realidad y, desde este punto de vista, es evidente que los medios de comunicación y, en especial, la televisión, contribuyen a la percepción de inseguridad ciudadana.
Es conocido que en las pautas diarias de los medios y en especial la televisión, la sangre, el sexo, el drama, el crimen, el narcotráfico, el crimen organizado, se venden bien en términos de rating que impone el reinado de las audiencias, generando con ello una situación mediáticamente manipuladora de la realidad, que influye en el aspecto emocional y físico de las personas y como conciencia de esta exposición aumenta el miedo al delito y aumenta el riesgo de victimización, creando una imagen de desprotección por parte del Estado.
Surge entonces la exigencia de parte de la ciudadanía del derecho a la seguridad, al igual que el derecho a la salud, la educación, a una vivienda digna, como parte de los derechos humanos.
Montse Quesada, en su libro Periodismo de Sucesos, postula que “la información sobre sucesos violentos, delitos, catástrofes y accidentes graves es, sin lugar a dudas, la principal protagonista de los medios de comunicación. Se trata de información que suele provocar gran impacto emocional”.
Así es como nuestros medios que, en su gran mayoría, se inscriben dentro del concepto de prensa sensacionalista causan una distorsión en la opinión pública con imágenes manipuladas y engañosas, como dice el politólogo y filósofo italiano Giovanni Sartori cuando dice: “Lo que podemos ver en la televisión es lo que «mueve» los sentimientos y las emociones: asesinatos, violencia, disparos, arrestos, protestas, lamentos; y en otro orden de cosas: terremotos, incendios, aluviones e incidentes varios. En suma, lo visible nos aprisiona en lo visible. Para el hombre que puede ver (y ya está), lo que no ve no existe. La amputación es inmensa, y empeora a causa del por qué y del cómo la televisión elige ese detalle visible, entre otros cien o mil acontecimientos igualmente dignos de consideración.”
Los efectos que las informaciones sobre la violencia delictual que entregan los medios de comunicación, reforzadas por otras fuentes de información como redes sociales o experiencias personales, provocan ansiedad y más miedo a sentirse víctima de situaciones violentas. Todo lo cual exige una mirada multidisciplinaria profunda para elaborar políticas que busquen reducir los niveles de miedo en la población. Hay que recordar que hoy la delincuencia busca que sus actos tengan la mayor resonancia mediática con el objetivo a intimidar.