Por Juan Medina Torres.- Una de las definiciones de “Noticia”, señala que se trata de “un relato con información oral o escrito sobre un hecho actual y de interés público, difundido a través de los diversos medios de comunicación”… Si nos guiamos por esta definición todo está claro.
Hace unos días me invitaron a participar de un encuentro on line sobre literatura. Luego de las presentaciones y saludos correspondientes surgió el tema de la pandemia y me sorprendió la ira, expresada por algunos asistentes, contra los periodistas, por el tratamiento informativo de la enfermedad. Algunos argumentaban que hay mucho morbo, falta de rigurosidad informativa, repetición, y muchos etcéteras.
La experiencia se hace repetitiva en diversos encuentros sociales donde se cuestiona el rol de la prensa en nuestro país. Un tema para reflexionar, porque es cierto que muchos de los contenidos noticiosos que hoy nos entregan los medios carecen de interés público, y más bien responden al interés de ciertos grupos de poder para orientar la información hacia contenidos de entretención que no nos invitan a pensar ni a cuestionar. Se ubican más bien en el plano de la emocionalidad que de la racionalidad.
La pandemia sirvió para hacer desaparecer del plano noticioso los casos de corrupción en Carabineros, el Ejército y la FACH. Tampoco se habla ya de la sequía, las pensiones ni educación. ¿Cómo se trabaja para el plebiscito? ¿Cómo se enfrentarán las próximas elecciones? ¿Y el retorno a la “normalidad”? ¿Qué pasará con el empleo? ¿Las ollas comunes son transitorias? ¿Cuáles son las políticas de gobierno para satisfacer la demanda de viviendas sociales?
Estos y otros temas, aparte de la pandemia, creo que responden al interés público. Pero en la actualidad vivimos diariamente una repetición de contenidos. Pareciera ser que existe una oficina central de pauta diaria que es distribuida a los medios porque no existe diferencia entre los canales de televisión.
Además, cada noticia, en televisión, dura una eternidad y los periodistas repiten incansablemente la información, con una carencia de vocabulario que resulta sorprendente. Por otra parte, la repetición de imágenes satura, cansa, agobia.
Los especialistas en salud mental nos recomiendan disminuir la cantidad de tiempo que se dedica al consumo de noticias sobre el COVID-19 y priorizar fuentes de información verificadas.
La televisión pareciera desconocer las principales consecuencias de estar expuestos a reportes constantes de la pandemia. Por eso el actual panorama informativo no es satisfactorio porque desconoce mi derecho a estar bien informado.
Es cierto, que al margen de la crisis del COVID-19 vivimos también una crisis de los medios de información con dos situaciones registradas en los últimos tiempos: concentración y desaparición de medios, lo cual atenta a la calidad y pluralidad de la noticia.