Por Claudia Narbona.- La soya ha sido un alimento que se ha venido introduciendo de a poco en la dieta de las personas. Hoy en día, las dietas desarrolladas por grupos veganos y vegetarianos, son los que la utilizan con mayor frecuencia en su alimentación y, por lo mismo, disfrutan de todas las bondades de este alimento, sobre todo las mujeres cercanas a los 50 años y que entrarán o entraron en el proceso de la menopausia o se encuentran desarrollando el síndrome postmenopáusico.
Este alimento contiene sustancias semejantes hormonas que son similares a las nuestras, como la genisteína, una fitohormona considera una isoflavona, que puede ayudar a las mujeres a equilibrar la deficiencia de estrógeno, cuando se empieza a producir el periodo premenopáusico, transformándose en un aliado sobre todo para las mujeres que no tienen una buena respuesta a los estrógenos sintéticos. Ayuda principalmente en la reducción de los sofocos de calor, sequedad vaginal y alteraciones del sueño.
A su vez, se ha descubierto que también tienen efecto positivo en la reducción del cáncer de mama como de la osteoporosis. Estudios científicos han demostrado que la incorporación de soya en la dieta, genera que solo 9 de cada 100.000 mujeres japonesas mueran de cáncer de mama, en comparación con mujeres estadounidenses, donde este número sube a 32 mujeres, al tener estas menos consumo de alimentos que contienen esta fitohormona.
La soya tiene la capacidad de equilibrar en forma muy sutil nuestro cuerpo. Los alimentos basados en soya, como el tofu, contienen isoflavonas, que se consideran los promotores de los efectos positivos en nuestra salud. Cuando comemos tofu o bebemos leche de soya, las isoflavonas son convertidas en estrógenos débiles por nuestra flora intestinal. Estos fitoestrógenos, juegan un doble rol en nuestro organismo, tanto como estrógenos como antiestrógenos.
Si hay demasiado estrógeno en el organismo, estos pueden equilibrarlo uniéndose a este y el exceso de estrógeno sale del cuerpo como desecho, ya que estudios han demostrado que este exceso puede acelerar un posible cáncer de mama. En cambio, si el organismo carece de estrógeno, los fitoestrógenos estimulan los receptores del estrógeno, de manera efectiva pero delicada, lo cual incide de forma positiva en detener la osteoporosis.
Sin embargo, como todo, debemos consumirla en las cantidades recomendadas, aproximadamente de 40 – 50 mg/día, ya que esta doble acción también puede repercutir en forma negativa en el cuerpo, sobre todo si existen patologías ya preexistentes en las personas.
Claudia Narbona Castillo es académica de la carrera de Nutrición y Dietética en la Universidad Central