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Una polarización afectiva de la sociedad

Por Hugo Cox.- Entre octubre y noviembre ha ocurrido una serie de hechos que han generado un proceso de historicidad. Esto significa que los hechos pueden generar un cambio en el curso de los acontecimientos. Es necesario reflexionar sobre si hay un método que genere un cuerpo de pensamiento capaz de estar a la altura del desafío de la actual complejidad. No se trata de ejercitar un pensamiento simple de controlar y dominar lo real, se trata de ejercitarse en un pensamiento capaz de trata de dialogar, y de negociar con una realidad compleja.

La crisis que se manifiesta desde Octubre de 2019, y se agrava con la crisis sanitaria, aún no toca fondo y lo que se está viviendo es producto de esa crisis. Estos meses hemos asistido a la toma de posiciones desde las emociones, en que el clima de polarización ha sido creado en virtud del desarrollo de la convención constitucional y las elecciones presidenciales, y por tanto en función de quienes detentan el poder real. Un ejemplo de ello son las distintas encuestas que se han conocido, lo que han revelado y ayudado a la puesta en escena de esta crispación política, funcional a los sectores extremos de la sociedad y esta crisis se manifiesta hoy día en la crisis institucional, del gobierno y finalmente de la estructura política y social y por lo tanto el escenario es cada vez más líquido y, por qué no manifestarlo, es gaseoso, los hechos políticos que ocurran no tendían por qué sorprendernos dado la escenografía que hay de fondo.

Por otra parte, el gobierno, y en especial Piñera, polarizan afectivamente a la sociedad y por lo tanto complejizan aún más la situación actual, y colocan en primer plano las emociones de rechazo y de poco afecto hacia su persona y al gobierno. Por ejemplo, la caída de la campaña presidencial de Sichel tiene un fuerte componente de lo anteriormente citado ya que la ciudadanía lo ve vinculado a Piñera, situación que leyó muy bien Kast y le permite, por lo tanto, ocupar un espacio dentro de la derecha tradicional de este país. Por otra parte, es necesario tomar en cuenta para una buena lectura del presente la siguiente cita: “El neoliberalismo tomó posesión de nuestra autoconciencia y de nuestra manera de interrelacionarnos con otros y con el entorno natural. El mismo espíritu que construye salud y educación privada, AFPs e Isapres, construye sistemas constitucionales en las cabezas de nuestros juristas. Concibo al neoliberalismo como un sistema tentacular que prioriza los derechos abstractos, la propiedad y el contrato, y desestima el patriotismo, la solidaridad y la democracia” (R. Cristi).

Lo anteriormente escrito da cuenta de la refundación que realizó la dictadura militar, que hoy la derecha más dura de este país desea reeditar. En síntesis, la única manera de empezar a salir de la profunda crisis por la que atravesamos es con una amplia unidad de los sectores progresistas, para lo cual no se debe vetar a nadie todos deben aportar a la salida de los problemas de este país. Esta unidad debe garantizar que va enfrentar las múltiples demandas sociales que estarán presentes desde el primer día, hablar con trasparencia ya que no todas las demandas podrán ser cubiertas, pero sí las más urgentes en salud, educación, seguridad pública, enfrentar el tema de la Araucanía desde las múltiples variables presentes en ese conflicto. Para lo cual se requiere fuerte inversión estatal que dinamice la economía. Con la unidad del progresismo, el abandono del sectarismo se podrá reconstruir un país en crisis.

Hugo Cox es Dr. en Comunicaciones y autor de «Bitácora de la(s) crisis»