El cine es una potente ventana con su propio lenguaje de narración, imágenes y actuación, para comprender las realidades a las que el ser humano se encuentra enfrentado, afirma Hugo Cox.
Por Hugo Cox.- El cine se transforma en una pincelada y las imágenes son el cuadro de la realidad concreta de la sociedad y el individuo. El cine a menudo actúa como un espejo que refleja las contradicciones y complejidades de la sociedad y el ser humano. A través de narrativas visuales, puede explorar temas profundos y multifacéticos, revelando las tensiones y conflictos inherentes en la experiencia humana. Aquí hay algunas maneras en que el cine refleja estas contradicciones…
Muchas películas tanto nacionales como extrajeras abordan problemas sociales, injusticias, problemas políticos y las contradicciones que se dan en el seno de la sociedad. Por otra parte, a menudo exploran dilemas morales y éticos, mostrando la lucha interna de los personajes entre el bien y el mal, el deber y el deseo, o la justicia y la venganza. Este tipo de narrativas destaca las contradicciones internas del ser humano, como asimismo explora las complejidades que tiene la identidad personal y colectiva, en una búsqueda de auto comprensión y aceptación del sujeto.
Lo anterior no es más que el reflejo en el cine tanto de los cambios culturales como de las tensiones que se desarrollan en periodos históricos definidos. Exponen los cambios de valores, normas y tecnologías, develando la contradicción entre la tradición y la modernidad.
No se puede dejar a un lado que muchas cintas se adentran en la mente humana, y exploran temas de sueños, del subconsciente y de salud mental, en que afloran las complicaciones y complejidades de la psique humana.
El cine -a través de personajes e imágenes- ofrece un cuadro lleno de claros y oscuros que permite reflejar y examinar todas las contradicciones y complejidades de la sociedad en que habita el ser humano, y es una buena entrada para ver y entender mejor nuestras propias realidades y conflictos internos.
Pero, por otra parte, hay un cine que busca el conformismo en sociedades complejas y difíciles de comprender. Esto se ve en la películas donde el héroe busca salvar al mundo, o en comedias distractoras.
En el plano local tenemos películas que abordan las distintas problemáticas por las que históricamente ha pasado la sociedad chilena como por ejemplo dos películas de Silvio Caiozzi (por nombrar sólo algunas de su amplia creación).
“Julio comienza en Julio” es una de ellas. Aquí, la oligarquía latifundista en una expresión cruda de sus valores y comportamiento. Y, por otra parte, «Fernando ha vuelto» (1998). Esta película aborda el impacto de la desaparición y muerte de personas durante la dictadura en Chile, y el cruel destino que dejó ese período. Lamentablemente para el protagonista el calvario siguió, ya que las osamentas entregadas, a los pocos días les avisan que no correspondían. Esto es el fiel reflejo de un tramo de nuestra historia que ojalá nunca más vuelva.
A su vez, Edgardo Viereck, en su película “Desde el corazón”, explora las decisiones de un médico y las complejidades en el enfrentamiento con realidades que lo sobrepasan, que no eran las suyas; es el choque de dos culturas, el mundo de la ciudad con el mundo rural, es la exploración de realidades sociales y humanas diversas.
Finalmente, Gustavo Graef Marino en su última película “El vacío” manifiesta la búsqueda compleja de la felicidad para no saltar al abismo, pero encontrándose siempre con la desesperanza y la falta de sentido.
En estos tres directores es el sujeto histórico concreto el que está presente, con sus complejidades y valores que reflejan mundos colectivos y personales.
En el plano internacional no podemos dejar a un lado a Federico Fellini y Michelangelo Antonioni en quienes, a pesar de haber realizado cine en los 60 y 70, tienen una vigencia impresionante en una sociedad post moderna y liquida y, por tanto, sin bordes.
Ambos creadores abordan temas de alienación, identidad y la complejidad de la vida y experiencia humana, en un mundo fragmentado y a su vez muy despersonalizado.
Antonioni navega en mundos con personajes con un profundo vacío y sentido de vida en que las certezas desaparecen y los valores entran en cuestión, sus imágenes refuerzan la desconexión y el aislamiento.
A menudo los personajes buscan un significado en un mundo en que cada vez es más difícil encontrar, en que las “amistades” son más superfluas y poco comprometidas; la ambigüedad y complejidad en sus películas reflejan cómo en el mundo de hoy es cada vez más difícil encontrar respuestas claras y definitivas.
Películas como Blow Up, “Eclipse” o “La Noche” reflejan lo anteriormente descrito.
Por otro lado, Fellini “Dolce Vita” y “Ocho y Medio”, explora la búsqueda de una identidad personal y la autenticidad en una sociedad que valora la apariencia y el “éxito” superficial. Esto no es más que el reflejo de una vida fragmentada como lo es en la sociedad actual.
En La Dolce Vita hay una crítica frontal al hedonismo y la sociedad de consumo, que caen en el vacío y como esta búsqueda del placer y la fama pueden llevar al vacío y a una profunda desesperación, situación muy propia de la sociedad pos moderna.
Pero el cine de Fellini en general, y en especial en las dos películas mencionadas, hay una afirmación a la diversidad y la riqueza humana, que contrastan con la uniformidad y la conformidad propia de sociedades solidificadas.
En resumen tanto Fellini como Antonioni, Caiozzi, Viereck y Graef Marino entregan una profunda reflexión sobre la alienación, identidad y la constante búsqueda del significado de un mundo complejo y fragmentado, a través de sus respectivos estilos vísales y de narrativa única, ellos dan profundos comentarios sobre los desafíos de la vida actual y sus contradicciones, lo que permite en alguna medida entender la vida actual.
Como se puede apreciar, el cine es una potente ventana con su propio lenguaje de narración, imágenes y actuación, para comprender las realidades a las que el ser humano se encuentra enfrentado, más aún cuando el espacio y el tiempo pierden su dimensión.