Categorías: Mundo Académico

Edulcorantes: peligrosos placebos para el cerebro

Por Claudia Narbona.- Los edulcorantes, con la implementación de la ley de Etiquetado Nutricional y por ende, la indicación de rotular con sellos los alimentos que indiquen “ALTO EN”, ha llevado a la industria de los alimentos a generar la sustitución del azúcar (sacarosa) por una gran variedad de edulcorantes, entre aspartamo, sucralosa y stevia, por nombrar algunos.

Esto, como consumidores, nos da dado cierta tranquilidad, al ver menos sellos, de que estamos ayudando a nuestro cuerpo a consumir menos azúcar y con ello menos calorías, disminuyendo la posibilidad de generar a futuro algunas enfermedades como la diabetes y el sobre peso. Sin embargo, ¿esto será tan cierto como creemos?

El cerebro juega un rol importante en las sensaciones que se generan en nuestro organismo. Desde niños, el cerebro aprende a relacionar el sabor dulce con el hecho de que el cuerpo reciba alimentos ricos en calorías. Los edulcorantes desencadenan una disonancia en el cerebro, tiene lugar la agradable sensación de sabor dulce, pero faltan calorías y la sensación de hambre vuelve con más rapidez y con ello la necesidad de comer de nuevo.

Algunos investigadores identifican este fenómeno como “Teoría del cerebro egoísta”. En resumen, el cerebro cubre casi todas sus necesidades de energía con glucosa. Si hay muy poca, recurre a una estrategia. El apetito y la ingesta de alimentos aumentan. Esto incluso puede conducir a la obesidad.

Estos mismos investigadores han descubierto que los edulcorantes engañan al cerebro y dañan el metabolismo saludable. Por ejemplo, si se come una magdalena endulzada con edulcorante, ese estímulo tan dulce indica que aumentan los alimentos ricos en calorías, pero el cerebro y el cuerpo esperan por ellos en vano. De esta manera, el cerebro es cada vez menos capaz de evaluar si puede contar con una ingesta de energía o no. Esta incertidumbre causa una reacción fisiológica: la ingesta excesiva de alimentos.

Fuera de lo ya indicado anteriormente, también nos vemos enfrentados a otro posible efecto negativo: los edulcorantes pueden ser tan adictivos como el azúcar común. Con todo lo expuesto nos entramos a preguntar ¿cómo puede ser esto, si son acalóricos y dulces?

Esto sucede debido a que los edulcorantes artificiales podrían generar cambios en la forma en que el cuerpo procesa la grasa y obtiene su energía. Sin embargo, aún hay estudios que buscan confirmar cómo sucede esto en el organismo y que lleve a responder la interrogante de porque, aún con el uso de edulcorantes, no se han podido reducir los niveles de obesidad a nivel mundial.

Claudia Narbona Castillo es académica de Nutrición y Dietética en la Universidad Central

Alvaro Medina

Entradas recientes

Curiosidades de la Historia: la Controversia de Valladolid

Una nueva entrega de Curiosidades de la Historia nos cuenta un momento del siglo XVI…

2 días hace

La decepción de la izquierda con Boric

Miguel Mendoza repasa los incumplimientos del presidente Boric con su propio sector, y cómo esa…

2 días hace

Periodismo GPT: el reto de comunicar en la revolución de la IA

Más allá de todas las oportunidades que presentan las herramientas de IA, un periodista debe…

2 días hace

El desprecio al Matapacos y el cambio de discurso: quema lo que adoraste y adora lo que quemaste

Hugo Cox reflexiona sobre el cambio de discurso que provocó una crisis de gobierno, sus…

5 días hace

La confusa unidad de cierta izquierda

La izquierda chilena necesita construir otra forma de unidad, distinta al izquierdismo ultrista de moda,…

5 días hace

Alberto Lecchi: “’Caminemos Valentina’ es una historia de amor”

El director y productor argentino conversó con ElPensador.io y relató los avatares tras la película…

5 días hace