
Sr. Director
Aparte de limitar el anatocismo, la ley aprobada que regula a los «asesores previsionales» debido al impacto en el patrimonio de sus asesorados, protege a quienes confíen sus ahorros a eventuales charlatanes financieros, peor todavía si de ello depende su jubilación. Para ello, al asesor le obliga a empadronarse y llevar registro de sus avisos, a capacitar a sus dependientes, a indemnizar los perjuicios ocasionados ─respondiendo hasta sus socios, accionistas y administradores─, a ser fiscalizados por la
Superintendencia de Pensiones, a celebrar un contrato de prestación de servicios ─valiéndole encima la Ley del Consumidor─ y prohibiéndole el beneficio directo o indirecto, ya sea propio o de terceros relacionados, de los efectos de mercado derivados de sus sugerencias, así como recibir pagos irregulares desde las AFP o compañías de seguros de vida. Es decir, se allana el mercado para quienes quieran ejercer la asesoría previsional de forma honesta, responsable y transparente, defendiéndonos de los que no, aunque lloren como loro.
Cordialmente
Luis León Cárdenas Graide
Ingeniero Civil en Computación, Universidad de Chile
Aunque Chile exhibe un PIB per cápita cercano a los 35 mil dólares, la desigualdad…
La derrota de Evelyn Matthei no se explica por sus adversarios externos, sino por el…
Un reciente fallo judicial en la Corte de Apelaciones de Temuco reaviva el debate laboral…
En un retail donde el distribuidor controla el punto de venta, los datos y la…
Una adaptación chilena de La Sociedad de los Poetas Muertos emociona en el Teatro San…
El presidente de Bolivia Rodrigo Paz eligió un ejemplo muy concreto para ilustrar lo que…