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Homenaje a Zacarías Gómez, el amigo de Gabriela Mistral

Por Sergio Salinas Cañas.- “Nosotros tenemos una amistad per vita (por toda la vida) sí, y también después de ella”. Gabriela Mistral a Zacarías Gómez (1954).

Hoy no quiero escribir de política, sino de espiritualidad y esoterismo, pero ambos conceptos en una seriedad alta, es decir según sus creencias, de mente, espíritu o alma.

Un interesante tema es el intercambio epistolar que tuvo durante muchos años de su vida Gabriela Mistral con su amigo, que también fue teósofo,  Zacarías Gómez[1] y que nos permite afirmar que en ella siempre estuvo presente la lectura de textos teosóficos, rosacruces y cristianos esotéricos.

Singular valor posee su reflexión sobre la acción política y sus personeros en su patria como su relación respecto a la literatura orientalista. En este pasaje de su vida, a veces tan incomprendido, surge la personalidad de un viejo amigo de sus años de magisterio chileno que guardó celosamente su lealtad con ella y además fue el ejecutor de sus contactos con las editoriales y publicaciones nacionales y el intermedio entre Gabriela y su hermana: don Zacarías Gómez[2].

El conjunto de cartas y notas dirigidas por Gabriela Mistral a Zacarías Gómez se concentra cronológicamente en la década de 1940. La mayoría de las epístolas están escritas del propio puño de la poetisa. Naturalmente recibió Zacarías Gómez un buen número de comunicaciones a nombre de la poetisa, pero redactadas por sus secretarias. Encontramos asimismo las contestaciones de Zacarías Gómez a la propia Gabriela y/o a sus cercanas amigas que oficiaban de secretarias[3].

Recordemos que Zacarías Gómez Delgado nació en Ocenilla, Provincia de Soria, España, en 1875. Siendo adolescente llega a Chile a casa de unos parientes que tenía en Chillán. Se casó en 1907 con la joven de origen alemán Carolina Marzheimer. Posteriormente residió en Antofagasta, donde Gómez se establece en el comercio con “La Tienda Inglesa” primero y “La Colmena” después.

Es la época en que la intensa inquietud espiritual de don Zacarías lo induce a actividades culturales varias, como la creación de la Revista El Fénix Español, en unión del periodista y escritor español Andrés Galera y Romero. Tiempo antes, en 1909, lidera la fundación del Centro Español que reúne a los integrantes de la colonia española, siendo elegido como su primer Presidente, con motivo del Centenario de la Independencia de Chile recibe el encargo de elegir y hacer llegar a Antofagasta un monumento simbólico de la unión del pueblo chileno con el español, monumento que hoy se alza airoso en la Plaza Colón[4].

Zacarías Gómez fomentó el desarrollo cultural de Antofagasta. Conoció a Gabriela Mistral, estableciendo una amistad que ha de durar por siempre, convirtiéndose en corresponsal y administrador de ella en Chile, especialmente para cumplir con el deseo de la poetisa de que su hermana Emelina, recibiera la debida atención en su vejez.

Gerardo Claps Galle señala que Mario Bahamonde[5] escribió un certero ensayo sobre el episodio antofagastino de Gabriela Mistral, cuyo título es una síntesis acertadísima de su contenido: “Gabriela Mistral en Antofagasta. Años de forja y valentía”.

En medio de este desolador panorama, surgió para la poetisa un remanso de comprensión y simpatía: la amistad de Zacarías Gómez, transformado para toda la vida en su confidente y paño de lágrimas, en el hombre en quien depositaba sus secretos y sus bienes, Don Zacarías fue uno de los primeros que comprendió el tormento y el talento de esa maravillosa mujer. Supo animarla, impulsarla y guardar sus confidencias con la mayor discreción. Gabriela no sólo conversó largamente con este enjuto español, barbudo y dueño de un hablar fluido y suave como una caricia; también sostuvo con él una larga y nutrida correspondencia epistolar[6].

Uno de los cambios más importante en la vida de Zacarías Gómez se da cuando conoce las enseñanzas de Khrisnamurti, maestro espiritual de la India:

Sus enseñanzas se hacen carne en él, se retira de los negocios, se convierte en vegetariano y naturista e inicia una intensa búsqueda por los caminos del espíritu y de la vida trascendente. Trasladado a La Serena, traba amistad con don Demetrio Salas, otro iluminado. Se adentra en diversas disciplinas de perfeccionamiento, Teosofía y religiones orientales, todo esto sin perder su independencia de pensamiento y libertad de convicciones. Compra en Santiago la Librería Orientalista, guía de quien sintiera la inquietud de la trascendencia y se interrogara por el sentido de la existencia. La puerta de esa librería, así como la de su corazón, estaba siempre abierta al necesitado de ayuda material o espiritual y los dones de su alma e inteligencia se repartieron a manos llenas a quien tocara esa puerta[7].

Las misivas de Gabriela se caracterizan cuando fueron manuscritas por una caligrafía difícil que ha hecho más trabajosa su lectura, sumada a la omisión frecuente de fechas y lugares[8].

Además de las gestiones personales que Zacarías Gómez le realizaba a la poetisa, lo que demuestra la confianza que se tenían, existió un importante intercambio de vivencias espirituales. A continuación, se mostrarán algunos de estos intercambios que nos permite sostener que Gabriela Mistral mantuvo la tensión religiosa entre catolicismo y Teosofía, o más bien un cristianismo teosófico siempre con la creencia en que exististe la ley de la reencarnación.

En la información dejada por la poetisa, en sus escritos y poemas queda claro que tempranamente leyó detenidamente la Biblia[9] y luego se relacionó con la Teosofía. Mis “maestros en el arte para regir la vida: la Biblia, el Dante, Tagore y los rusos” señaló[10]. En una Biblia católica estampó en 1919 lo siguiente: “Tu desnudez asusta a los hipócritas y tu pureza es odiosa a los libertinos, y yo te amo todo, desde el nardo de la parábola hasta el adjetivo crudo de los números”[11].

Aquellas vivencias espirituales bien concretas en su peregrinar mundano quedan registradas en su producción literaria. El Decálogo del artista de su libro Desolación, sintetiza magistralmente la convergencia de su espiritualidad y la creación intelectual. La poetisa tanto en sus versos como en su prosa asume una actitud espiritual, cristiana, “pero no según la iglesia, sino según Cristo; su misticismo es, si puede decirse así, la poesía del dolor” sentenciará Max Daireaux en l929[12]. Y en efecto: Gabriela fustigó la poca fraternidad entre católicos y protestantes, el “sansulpicianismo” en el arte cristiano (el envilecimiento de los materiales religiosos). Su disconformidad con la obediencia. “Soy católica, pero sin odios ni mezquindades” declara en l924[13].

En una carta datada en 1954, escrita a máquina, la poetisa le dice a su amigo: “Téngame allá toda la lectura que yo pueda traer de regreso. Aquí hay solo esos libros nuestros… en inglés. Leo en este momento algo nuevo que no sé de dónde viene, El Centinela. Esto le dirá a Ud. que no abandono lo nuestro (cursivas mías)”[14]. En otra parte, anunciaba su visita a Chile. En la misiva dice “La compañera que llevaré es una rosacruz muy amante de nuestras ideas”.

Con esto confirmaba a su buen amigo que las lecturas de antaño, cuya iniciación se remontaba a 1919 en una ciudad provinciana y de sabor colonial de Chile. Seguían avivando el espíritu suyo, en una metrópoli norteamericana. Símbolo de la vida moderna: Nueva York[15].

En estos textos se comprueba que Zacarías Gómez fue su mejor confidente en estas temáticas espirituales. Le entregó, además, los títulos más significativos de la Teosofía, de los rosacruces y probablemente de Gerard Encausse (Papus)[16], fundador del Martinismo. Y a él exclusivamente Gabriela acudió cuando se trató de catálogos de libros o últimas novedades.

En los inicios de la Segunda Guerra Mundial le escribe, probablemente desde Niza:

No tengo listas nuevas de libros orientalistas de su librería. Y aunque aquí se encuentra algo no basta. Necesito que me diga lo que le debo de otras y voy a pedirle lo nuevo que tenga ahora. Quisiera en Europa un interés mucho mayor por la mística, por la vida interior. Mucho necesita un cura, de salvación este Viejo Mundo ahora rojo de sangre hacia el Oriente. Las noticias de hoy —de la batalla— son de crispar. Rece Ud. por esos pobrecillos, amigo mío. Su oración vale mucho”[17].

Más tarde en Brasil, después de la muerte de Yin Yin[18], le dice:

Creo que vuestra vida espiritual no anda distante. Voy a mandar a Ud. una preciosa ‘Oración de salud’ por ensayar”. El 16 de agosto de 1944 escribe: “Le ruego mandarme lista de las obras orientales de su librería”. El asesinato de Gandhi conmocionó a Gabriela, estimándolo como una desgracia no sólo de la India sino del mundo, que “se cierra como una noche”[19].

Las respuestas del teósofo Zacarías Gómez constituyen una mezcla de aliento a las inquietudes de la poetisa, una reafirmación de la confianza en Cristo —“sintiendo nacer una vez más al Cristo en su corazón”— y asignándole a ella un papel importante de orientación espiritual. En junio de 1946 le asevera:

Para mí es Ud. una verdadera santa laica, que actúa en la humana vida terrenal, como mensajera de la alta Jerarquía que debe reinar en el Reino Eterno; para mí nunca dejará Ud. de ser un alma Grande, de sentimientos unitarios y universales, que trabaja, lucha, se esfuerza y se gasta en llevar luz al pensamiento y amor al corazón de los hombres. Entre mi clientela hay muchas personas que la esperan con ansiedad, imaginándose que ellas creen que, su proximidad, su compañía, su relación con ella, pueden hacer el milagro de transformar su naturaleza, su manera de pensar. Su natural instinto de vivir, sin considerar que cada uno debe ser su propio guía, su propio redentor, su único Salvador, mediante el ejercicio de la voluntad y del propio esfuerzo[20]

La Librería Orientalista acogió asimismo la propaganda de las sectas espiritualistas que en Estados Unidos tenían su sede, como la revista El Sembrador cuyo centro estaba en Missouri[21]. Zacarías Gómez en determinadas ocasiones acudió a su amiga o las secretarias de ella para la cancelación de las suscripciones de esas publicaciones[22].

En 1949, Zacarías Gómez remitió a Gabriela:

“Filosofía Oculta, Rasgando Velos, Filosofía Rosacruz, Ensayo sobre Biología Humana, Enseñanzas de un Iniciado, Principios ocultos de la salud y curación. Al año siguiente la lista aumenta con: dos revistas Sophia, una revista El Servidor y ejemplares de El medico del Alma, La Sabiduría Oculta. Meditaciones Religiosa, Las Llaves del Reino Eterno, La Fuerza de la no-Violencia y Selecciones de Vivekenanda. Gabriela Mistral posiblemente leyó La Doctrina Secreta, de H. P. Blavastky, como puede desprenderse de una carta de D. Zacarías, de octubre de 1951[23]”.

Zacarías Gómez falleció en 1961, “cultivando siempre la disciplina naturista del cuerpo- ‘templo del alma’-, como solía decir, y en paz con la vida y el Ser Supremo”[24].

Notas

[1] Al respecto el académico Grínor Rojo sostiene que: “Me basta con recordarles a ustedes ahora que de otro modo no se explica que Gabriela Mistral sea una católica devota durante toda o casi toda su vida y que al mismo tiempo retenga contra viento y marea la herejía de su proclividad esotérica, como puede comprobarse en sus prácticas espiritistas posteriores a la muerte de Yin o en su carteo de los años cincuenta con don Zacarías Gómez, el dueño de la Librería Orientalista de Santiago, y que era quien a esas alturas la proveía con los libros de la hermandad Rosacruz. Rojo, Grínor. (2007). Retorno mistraliano, Estudios Públicos, N°108, primavera, 261p.

[2] González Pizarro, José. (1989). La otra Gabriela Mistral. Cultura, ideología e intimidad en la correspondencia con Zacarías Gómez, Anales de Literatura Hispanoamericana, Vol. 18, 108p. https://revistas.ucm.es/index.php/ALHI/article/viewFile/ALHI8989110107A/23827

[3] Ibíd.

[4] Sin autor. (2002). Don Zacarías Gómez, un español que hizo camino en Antofagasta, crónicas y palabras en torno a una ceremonia, Antofagasta, sin editorial, 3p.

[5] Bahamondes, Mario. (1980). Gabriela Mistral en Antofagasta, años de forja y valentía, Santiago, Editorial Nacimiento, 20-21p.

[6] Sin autor. (2002). Don Zacarías Gómez, un español, Claps Gallo, Gerardo. Amistad con Gabriela Mistral, op. cit., 6p.

[7] Ibíd. 3p.

[8] González Pizarro, José. (1989). La otra Gabriela Mistral. Cultura, op. cit., 108p.

[9] Gabriela gustará decir que tuvo Biblia desde los 16 años y una abuela suya “me leía los Salmos de David… Tengo a mi padre David, por el primer poeta del mundo”. Carta de Gabriela Mistral a Francisco Dussuel S.J. (Nápoles, 1 de octubre de 1952). Véase Dussuel S.J., Francisco. (1957). Gabriela Mistral (1889-1957), Mensaje, marzo-abril, vol. VI, 53p. y González Pizarro, José. (1989). La otra Gabriela Mistral. Cultura, op. cit., 117p.

[10] Figueroa, Virgilio. (1933). La divina Gabriela, Santiago, Imprenta El esfuerzo, 156p.

[11] Pinilla, Norberto. (1946). La biografía de Gabriela Mistral, Santiago, Editorial Tegualda, 66p.

[12] Daireaux, Max. (1929). Panorame de la Literature Hispanoaméricaine, París. Cita completa en Figueroa, Virgilio. (1933). La divina Gabriela, Santiago, Imprenta El esfuerzo, 297p.

Carlos Clavería, en un breve estudio totalmente desconocido

[13] González Pizarro, José. (1989). La otra Gabriela Mistral. Cultura, op. cit., 117-118pp.

[14] Ibíd. 118p.

[15] Ibíd.

[16] Gérard Anaclet Vincent Encausse, el médico que fue conocido en los medios ocultistas con el seudónimo de Papus, nació el día 13 de julio de 1865 en la Coruña, España. Papus dice haber sido iniciado por Henri Delaage en 1882 en la Sociedad de los Filósofos Desconocidos, Orden que habría sido fundada en el siglo XVIII por Louis-Claude de Saint-Martin. Papus se hizo miembro en octubre de 1887 de la rama francesa de la Sociedad Teosófica, en la Logia Isis, fundada en París en julio de 1887 bajo la iniciativa de los señores Dramard y Gaboriau. Colaboró en la revista teosófica El Lotus Rojo, dirigida por F.K. Gaboriau. Esta revista es «una revista de altos estudios teosóficos tendiente a favorecer la aproximación entre Oriente y Occidente bajo la inspiración de H. P. Blavatsky.
Papus fue cofundador de la Logia Hermes de la Sociedad Teosófica en octubre de 1888. Renunció a la misma mediante una carta de fecha 19 de mayo de 1890 dirigida al Presidente de esa Logia. El hijo de Papus dice que su renuncia se debió a que Papus consideraba que los Mahatmas de Blavatsky no eran los únicos depositarios de la Ciencia Sagrada. Que él creía en la existencia de una tradición conservada en los templos del antiguo Egipto, y que se había perpetuado hasta llegar a nosotros. Véase http://eruizf.com/martinismo/papus/gerard_encausse_papus.html

[17] Carta de Gabriela Mistral a Zacarías Gómez, 6 de octubre de 1939. González Pizarro, José. (1989). La otra Gabriela Mistral. Cultura, op. cit., 119p.

[18] Los orígenes y vínculos de Yin Yin con Gabriela Mistral por años fueron objeto de múltiples hipótesis, las que fueron aclaradas definitivamente el año 2007 a partir de documentos notariales. Juan Miguel nació en Barcelona el 1 de abril del año 1925. Sus padres fueron la española Marta Mendoza y Carlos Miguel Godoy Vallejos, medio hermano de la poetisa. Tras la repentina muerte de la madre, el hermanastro de Gabriela Mistral decidió entregárselo, comprometiéndose a no reclamarlo jamás. Desde ese momento Yin Yin acompañó a la poetisa en todos sus viajes. Yin Yin creció junto a la poetisa, considerándola como su madre. Véase http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-94083.html

[19] Carta dc Gabriela Mistral a Zacarías Gómez, 2 de febrero de 1948. Desde Santa Bárbara. California. Al final de la misiva agregaba: “Estoy sin libros orientales”. En otra epístola. desde California, sin fechar, leemos: “Me llegaron de Francia, después de 18 meses libros importantes de orientalismo. Pero todos en lengua francesa. Ya los traducirán en Buenos Aires”. González Pizarro, José. (1989). La otra Gabriela Mistral. Cultura, op. cit., 119p.

[20] Carta de Zacarías Gómez a Gabriela Mistral, Santiago, 26 de junio de 1946. En diciembre de 1944 le había escrito: «Que tenga un año próspero y feliz, para que pueda brindar mucha luz y mucho espíritu de convivencia fraternal a la humanidad que sufre, a los pueblos “confiados y alegres de América Hispana”. Carta de Z.G. a G.M., Santiago. 21 de diciembre de 1944. González Pizarro, José. (1989). La otra Gabriela Mistral. Cultura, op. cit., 119p.

[21] Esta revista podría pertenecer al movimiento pentecostalista.

[22] En carta a Zacarías Gómez a Consuelo Saleva (Santiago, 26 de junio de 1948) le solicita pagar, en su nombre, algunos dólares para la revista El Sembrador: “Agréguele Ud. —dice su carta— que, si junto con la revista me manda algunos folletitos para propaganda, doblemente agradecido”. Y más adelante: “Ud.. por su parte, dígame qué clase de libros o revistas le pueden interesar, para mandarle inmediatamente los que me pida… Le mando por correo ordinario una revista Kier. en la que salen los títulos de muchos libros que yo tengo en venta. Posiblemente que más de alguno le interese. También pueden interesarle a Gabriela. A Gabriela le escribiré pronto”. La contestación de Gabriela es elocuente: “Con el mayor gusto hemos mandado esos dólares a Missouri. Ud. disponga de mí para esas cosas basta 10$. La otra vez cuando había que mandar fondos por unos libros, B. C., su amiga no tenía en caja sino el gasto diario”. Carta de G. M. a Z. G., 8 de julio de 1948.  Ibíd. 120p.

[23] Ibíd.

[24] Sin autor. (2002). Don Zacarías Gómez, un español que hizo camino, op. cit., 3p.