Opinión

Reforma de pensiones: un Gobierno que se hace cargo

A pesar de las críticas y tensiones, el gobierno ha logrado alcanzar acuerdos y llevar adelante esta reforma. Este hecho resalta el pragmatismo, dice José Montalva.

Por José Montalva Feuerhake.- Después de más de 20 años de debates y promesas incumplidas, finalmente se ha concretado la reforma al sistema de pensiones. Este hito no sólo representa un avance histórico en la política chilena, sino que también demuestra que el sistema político puede construir soluciones pragmáticas para los problemas cotidianos de los ciudadanos.

La aprobación de esta reforma no debe verse sólo como una victoria del Ejecutivo, sino como una señal de que, cuando hay voluntad, es posible alcanzar acuerdos que beneficien a la sociedad.

Para muchos, las reformas estructurales como la de pensiones solían parecer lejanas, reservadas a tecnócratas o políticos. Sin embargo, hoy es evidente que esta reforma impacta directamente en la vida de los chilenos, respondiendo a una demanda sentida: intenta garantizar una vejez digna con pensiones que puedan asegurar un bienestar básico a quienes han trabajado toda su vida.

Ver también:
El principal riesgo de la Reforma de Pensiones

A pesar de las críticas y tensiones, el gobierno ha logrado alcanzar acuerdos y llevar adelante esta reforma. Este hecho resalta el pragmatismo, un valor fundamental en la política. La reforma no es perfecta, pero avanzar, aunque sea gradualmente, es mejor que quedar estancados.

Lo mismo ocurrió con el Ministerio de Seguridad Pública, donde se implementaron cambios concretos para mejorar la seguridad ciudadana. Estas acciones demuestran que un gobierno se mide por su capacidad para implementar reformas que mejoren la vida de las personas.

Aunque la reforma de pensiones no incrementará las pensiones de forma radical, representa un primer paso hacia la mejora de las condiciones de los pensionados. Este avance es clave para que la ciudadanía valore positivamente al gobierno.

Lo que la gente espera no son soluciones perfectas, sino pasos firmes hacia mejoras concretas.

En un sistema democrático, los acuerdos y la búsqueda de consensos son esenciales. Aunque las diferencias ideológicas son inherentes a la democracia, lo que la ciudadanía valora es la capacidad de los políticos para priorizar el bienestar colectivo sobre intereses particulares.

La reforma de pensiones es un ejemplo de que, a pesar de los desacuerdos, es posible construir un país más justo y digno.

El avance en esta reforma y en otras áreas, como el Ministerio de Seguridad, marca un antes y un después en la valoración ciudadana del gobierno. Si el sistema político y el Gobierno sigue demostrando capacidad para avanzar, la democracia saldrá fortalecida.

Lo que la ciudadanía espera es simple: soluciones reales, pragmatismo y avances concretos. La reforma de pensiones es un paso en esa dirección.

José Montalva Feuerhake  es abogado y ex delegado presidencial

Alvaro Medina

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